Joan Guerrero, In memoriam

…Vive junto con el pueblo,

no lo mires desde afuera,

que lo primero es ser hombre,

y lo segundo, poeta.

Atahualpa Yupanqui



Joan Guerrero en un fotograma del documental “La caja de cerillas”, de David Airob (Núvol)

Despertábamos hace unos días con la noticia de que Joan Guerrero, fotoperiodista, el “vell guerrer” había fallecido a los 84 años de edad. Puedo decir que he lamentado sinceramente su pérdida. No puedo decir, sin embargo, que me contara entre sus amigos, si bien pude conocerlo y disfrutar de su compañía y sus palabras en alguna ocasión. Tras colgar la noticia en el Discord de Disparafilm, Nuria me animaba a escribir una reseña. Vamos allá.

Joan Guerrero, nació en Tarifa en 1940 y en sus playas, cambió la espada de sus juegos por una cajita de cerillas a la que practicando un agujero a modo de visor utilizaba como cámara de fotos queriendo fotografiar el viento. En 1964, con un hatillo como equipaje se sube al “Sevillano” para emigrar a Barcelona. Un año más tarde, se traslada a Santa Coloma de Gramenet donde ha vivido y fotografiado sus días.

Árbol trasplantado que echó raíces en Cataluña, como él mismo se autodefine. Fotógrafo autodidacta, cuenta que su universidad ha sido el cine de Buñuel, Berlanga, Truffaut y Sica. Miguel Hernández y Antonio Machado sus poetas de referencia. La música de Beethoven, entre otros compositores, ha alimentado su alma de poeta.

Como fotoperiodista, entre otros medios, ha colaborado en la revista Grama, el Diario de Barcelona, El Periódico de Cataluña, La Vanguardia y finalmente, en El País, donde se jubila.

Practica una fotografía de proximidad, social y políticamente comprometida, empecinado en sublimar la cotidianidad, como canta Serrat. “Hay que ser persona antes que poeta, antes que fotógrafo” nos cuenta. No se puede ser feliz ignorando el dolor que nos rodea. Partidario si es necesario de mostrar el dolor en sus fotografías si bien con dignidad y belleza. Retrata la inmigración que él mismo ha vivido con composiciones sencillas claras y diáfanas con intención de llegar al corazón del espectador.

Las imágenes podrán ser imperfectas, pero han de tener alma corazón y vida como la letra del bolero. “La perfección mata a la fotografía”. Al practicar una fotografía espontánea y no meditada utiliza el blanco y negro para no distraer la atención de aquello que quiere contar.

Ha realizado viajes solidarios a Latinoamérica donde traba amistad con el Padre Gabicho, comprometido con la comunidad indígena colaborando en diferentes proyectos. También, ha convivido con el Obispo Casaldáliga con quien ha copublicado el libro “Los ojos de los pobres”, con imágenes de Guerrero y poemas de Casaldáliga.

Entre otras publicaciones, contamos con Santa Coloma entre la vida y la vida, El Riu, Imagen y Palabra y quizás el último Cara Terra, coproducido con Cesare Pace donde se analiza la huella de la humanidad en el planeta.

En una entrevista en Radio Rubí en 2023, se consideraba un tipo con suerte por todo lo que la fotografía le había dado; con tantas cosas que contar aún que seguía fotografiando con una mirada más “afinada” por la edad con la intención de que se le pueda recordar durante un tiempo cuando el semáforo para él se ponga verde.

Le recodaré como un hombre bueno culto humanista y comprometido, excelente narrador de historias y anécdotas tanto como la imagen como con la palabra. Para quien quiera ahondar en su persona, le aconsejo el excelente mediometraje producido por su amigo David Airob, “La Caja de Cerillas”.

Fuentes consultadas

Jesús Garbayo Albero

Médico de profesión, aficionado a la fotografía muchos años  ha que ha  recuperado el gusto por la fotografía química y el #lavaboratorio.

https://www.instagram.com/alguiensingular/
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