Andanzas en Paris Photo 2023*
La previa
Todo comenzó el día en que escuché la voz de Vivian Galban diciéndome: "Me aceptaron hacer ‘Exposición en tiempo real’ en Paris Photo, ¿venís?". No lo dudé ni un segundo.
Pero no iba a ser tan sencillo. Lo que era seguro un día, no se terminó de confirmar hasta último momento, por lo que la aventura empezó apenas un par de semanas antes del viaje, con los preparativos para el montaje de su obra.
Porque ‘Exposición en tiempo real’ no es llevar un conjunto de fotografías y colgarlas en la pared, nop. Se trata de construir una cámara oscura del tamaño de una habitación, hacerla estanca a la luz, construir un plano focal móvil para permitir el enfoque, conseguir la provisión de químicos y papeles fotográficos allá, conseguir y preparar los materiales de laboratorio e iluminación que llevaríamos desde acá. Todo a más de 11.000 km de distancia.
Es que, como su nombre lo indica, la idea es tomar fotografías en la propia feria y revelarlas ahí mismo, dentro de la cámara oscura, para ir creando la obra con la complicidad del público que se prestase a participar.
Llegamos a París con menos de dos días para preparar la iluminación para las tomas, probar si las luces rojas velaban el papel (sí, lo velaban, por lo que hubo que improvisar soluciones) y ajustar detalles de logística. Pero logramos dejar todo listo (o casi) justo a tiempo para la gran inauguración...
Exposición en tiempo real
El proyecto de Vivian es un homenaje a la fotografía tradicional y un desafío a la espera. Diseñó su cámara oscura cual cámara minutera gigante, para crear su obra usando procesos analógicos. Y requiere la participación del público, que deja de ser observador para comprometerse a ser parte de la obra, aceptando el reto de permanecer inmóvil durante casi todo un minuto completo, y luego volver a esperar hasta el día siguiente para ver su rostro en la pared. Todo muy a contracorriente respecto a la inmediatez que reina en estos tiempos.
La propuesta fue todo un éxito. Todo el tiempo había mucha gente queriendo participar. Artistas, coleccionistas, periodistas, curadores y público en general de todas partes del mundo se prestaron a formar parte de su obra.
Y para que todo funcionase bien, cada uno fue ocupando su rol. Vivian pasaba gran parte del día dentro de ‘la caja’, haciendo las tomas, revelando, creando con su magia dentro de la cámara oscura, explicando a la gente el proceso, etc. Maru lavaba las copias que se iban acumulando y al final del día también las cubetas y demás elementos. Pero no solo se la pasó realizando viajes a los baños, siempre estaba atenta a todo, viendo lo que nos hiciera falta.
Y yo, por la mañana temprano preparaba los químicos para el día, sacando las fotos que dejamos planchando por la noche y ponía a planchar las que habíamos puesto a secar, dejando todo listo para cuando llegase Vivian. Luego me quedaba apenas media horita para ir recorriendo la feria. Al mediodía, tocaba recambiar los químicos agotados de las cubetas y dejar todo listo para la sesión de la tarde.
Durante la performance, yo iba midiendo la luz, que variaba todo el tiempo, obligándonos a practicar un sistema de señas para indicarle a Vivian el tiempo de exposición, ubicaba al participante frente al lente y le daba las indicaciones que recibía desde dentro de la caja: que un poquito más a la derecha, que no se mueva (ne bougez pas s'il vous plaît, lo único que aprendí a decir en francés), y que ya podía ir adentro a ver su imagen aparecer en el papel.
Lo más interesante sucedía cuando la gente se prestaba a las ideas creativas de Vivian, jugando con movimientos durante la toma, dobles exposiciones, etc., que requerían de mayor complicidad de todos.
El equipo se completaba con dos personas más, Naomi por parte de la galería que representa a Vivian, Rolf Art, y otra chica que iba rotando cada día por parte de la feria. Entre ellas recibían al público, entregaban números para participar y tomaban nota de los datos de quienes aceptaban el reto.
Ritmo frenético durante toda la feria. Largas jornadas allí dentro, disfrutando poder ser parte de esta aventura única.
Y el domingo a la noche llegó la hora del desarmado. Guardar todo, desmontar aquello que pudiera ser utilizado en otra oportunidad, y decirle adiós a ese lugar que supo ser nuestro espacio por unos días...
Paris Photo 2023
Con todo ese trajín, no tuvimos mucho tiempo de caer en que estuvimos en una de las ferias de fotografía más importantes del mundo, sino la más importante. Grandes personalidades del ambiente se hicieron presentes. Pude ver curadores como Sarah Meister del MoMA, fotógrafos como Joel Meyerowitz y Lola Flash (con quien pude charlar un poco cuando pasó por nuestro stand), y seguramente hubo muchos más, que posiblemente vi y no supe reconocer, ya que, según el programa de la feria, estuvieron firmando libros Joan Fontcuberta, Sophie Calle, Alex Webb, Martin Parr, Steve McCurry, Gregory Crewdson y muchos más. Y, aunque no figuraba en el programa, me dijeron que hasta estuvo Daido Moriyama, y tuvo que haber pasado delante nuestro, porque su stand, donde presentaba The Tokio Toilet estaba cerca nuestro, por el mismo pasillo...
La feria era tan grande, había tanto para ver, que en esos ratitos que podía aprovechar para recorrerla, solo lograba hacer una pasada rápida por alguno de sus pasillos, viendo si algo atrapada mi atención lo suficiente como para tomar nota del autor para buscarlo más tarde. Y la feria terminó y hubo sectores que ni siquiera pude visitar...
¿Qué vi en Paris Photo 2023?
Sobre todo, lo que vi fueron obras ya clásicas, aquellas que solo conocía por internet y me di el gusto de tenerlas delante de mis ojos. Los Spherical Gastanks de Bernd & Hilla Becher, la foto de Igor Stravinsky por Arnold Newman, varios Seascapes y un par de Theatres (uno de ellos de tamaño de un metro y medio de ancho) de Hiroshi Sugimoto, algunas obras de Sebastião Salgado, la niña afgana de Steve McCurry (la famosa y otra menos conocida del mismo proyecto) y algunos sueños de Grete Stern.
También llamaron mi atención varios autores que no tenía en el radar, como Oleksandr Suprun de Ucrania, el color de Pete Turner y el surrealismo de Ralph Gibson. Todas obras de los '70 y ‘80.
¿Y de lo nuevo?
La verdad es que no encontré mucho de los últimos años que llamara mi atención. Seguramente, si me hubiera detenido en cada stand e indagado un poco más en cada obra, hubiera descubierto cosas dignas de mencionar, pero en mi fugaz pasada no lograron captar mi interés. Cada vez que una imagen me atraía, veía el año y no me sorprendía descubrir que eran del siglo pasado. Debo insistir en que hubo sectores que no llegué a visitar, como el sector digital.
La excepción fueron los trabajos de Alejandro Cartagena (México), Laurent Lafolie (Francia) y Sharon Formichella Parisi (Italia).
¿Y sobre libros?
Para los que disfrutan de los fotolibros, había todo un sector completo. No sería capaz de mencionar todo lo que vi que había, pero seguro que cualquier libro de fotografías que alguna vez deseamos estaba allí. Desde Los Americanos de Robert Frank hasta lo último de Martin Parr. Tanto, que no podía irme sin alguno. Hubiera querido llevarme la edición firmada de Theatres, en caja metálica, toda una joyita de Hiroshi Sugimoto, pero estaba fuera de mi alcance, por lo que me quedé con Time Machine, un recorrido sobre su obra.
¿Y qué tal París?
Ah, sí, luego de la feria tuve un par de días para recorrer París y tomar algunas fotos. Varias continuando mi proyecto de la cámara viajera, y otras para hacer un pequeño trabajo sobre la Torre Eiffel, que realmente resultó ser muy fotogénica e inspiradora...
*El artículo original puede verse en Las nueve musas.