Archivo Anónimo

Archivo Anónimo (@archivo_anonimo) es un proyecto que compartimos Alejandra Tomás (@alejandratomassanchez) y Dolores Expósito (@ciberdolores) con el fin de encontrar, catalogar y publicar material audiovisual de autoría desconocida. Aunque hasta el momento solo hemos publicado unas veinte fotografías, el archivo es mucho mayor, contando negativos, diapositivas, fotos, álbumes de viaje, cintas de 8mm, vhs etc. Alejandra, formada como fotógrafa, ha trabajado desde hace años con la cuestión del álbum familiar, lo que seguramente ha supuesto la motivación teórica y la base material del archivo.

Describimos el proyecto como una Arqueología de lo Ajeno porque, más allá de la apreciación estética de la imagen, nos interesa el juego de ubicarlas geográfica y espacialmente, dando significado a escenas que, en ocasiones, resultan ciertamente enigmáticas o desconcertantes. Creemos que las fotografías abandonadas poseen esa dimensión perturbadora. La celebración y felicidad que muestran algunas de las escenas, o la gravedad de algunos retratos, es proporcional al desasosiego que generan, casi forzando a conjeturar sobre el paradero de las personas retratadas y su mundo; ¿En qué momento estos recuerdos dejaron de importar a nadie?

Las fotografías han sido un objeto que durante décadas ha ocupado un lugar privilegiado en la vida doméstica. Conformaban una suerte de altar a la identidad y el recuerdo instalado sobre el aparador del salón, la mesita de noche, el álbum o la cartera. Su función ha podido ser decorativa, desde luego, pero, no obstante, también han servido como herramienta para romper la neutralidad de un espacio, haciendo de una estancia un hogar o de las páginas una historia. Los recuerdos audiovisuales han servido para tejer memorias familiares, escribir un relato común y explicitar los lazos que nos vinculan a través de las generaciones.

Hoy sin embargo, el alud de imágenes que cada minuto se vierten en el plano digital vuelve casi innecesaria la presencia de imágenes en el espacio físico. El lugar de las fotografías ya no es la mesita, la pared o el álbum, es el dispositivo. Su función también es otra, pues el que las redes sociales se articulen en base a cuentas unipersonales, vuelve cada vez más extraña cualquier utilización fuera del culto a la individualidad. Así, todos esos objetos que quizás un día fueron importantes para alguien, hoy carecen de sentido práctico, y casi de sentido en absoluto, por eso nos los encontramos tirados en la basura o en un mercadillo entre piezas de grifería, cargadores o calcetines. En el fondo, no son objetos desechos vendidos por dos duros, sino el testimonio de mundo que se acaba ante otro que comienza. Por nuestra parte, no queremos romantizar el pasado, entendemos que hay cosas que no son eternas y que los usos cambian, pero sí consideramos interesante reflexionar acerca de ello.

Vivimos en una ciudad muy turística tradicionalmente orientada a recibir población nórdica e inglesa. Ésta, como cualquier sitio turístico, exige que la vida sea un poco más volátil: que haya cosas que duren un verano y haya mucha gente que venga y se vaya. En ese contexto, es relativamente fácil encontrar estos "restos", porque es mucha la gente que se marcha rápido, o que simplemente se muere, dejándolos tras de sí. De hecho, uno de los primeros álbumes que conseguimos lo encontramos en la basura, y éste recogía las imágenes de la luna de miel de una pareja danesa durante los años 70 por el sur de España. A partir de este hallazgo empezamos a publicar, y de hecho, el que fuese algo casual también nos ayudó a elaborar una serie de reglas de cara a seguir encontrando más material:

1) Todo el material debe ser encontrado, lo cual excluye buscar activamente fotografías en Wallapop u otras plataformas.

2) Que el precio del material sea lo más cercano a cero.

3) Que no aparezca nadie reconocible.

4) Que la casualidad sea un componente presente en todo momento. Por ejemplo, comprando negativos sin mirar qué tienen o cintas de 8mm sin más información que una etiqueta con "Vacaciones Alicante 1981".

El archivo es un proyecto abierto, cualquier persona puede enviar contenido acorde o aportar datos comentando las fotografías. Estamos convencidas de que podemos aprender mucho de las personas que nos siguen, por lo que animamos a una participación ilimitada. A su vez, como puede deducirse de la regla número dos, nuestro proyecto es bastante modesto, por lo que agradecemos cualquier difusión que pueda hacerse a través de los seguidores. La idea es poder crecer, dando al proyecto más alcance y pudiendo incluso, como en el caso otras cuentas extranjeras, llegar a dar con personas relacionadas con las figuras anónimas que exponemos.

De cara al futuro, y aunque aún estamos en vías de catalogar y escanear o digitalizar la mayor parte del material, nos gustaría poder trascender, progresivamente, la mera recopilación y exposición para poder jugar con otras posibilidades creativas que usen las fotografías y videos como materia prima. Pudiendo intervenir, animar o construir relatos con las mismas.

Queremos dar las gracias a Disparafilm por habernos dado la oportunidad de explicar en qué consiste el proyecto y cuáles son las reflexiones que lo motivan, y esperamos que ambas iniciativas podamos seguir creciendo por mucho más tiempo.

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Archivo Anónimo (@archivo_anonimo) es un proyecto que compartimos Alejandra Tomás (@alejandratomassanchez) y Dolores Expósito (@ciberdolores) con el fin de encontrar, catalogar y publicar material audiovisual de autoría desconocida.

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