“El club es mi vida” Ricardo Ramírez Hamburger
Aprovechando este espacio que me ha brindado Disparafilm, continúa esta serie de reflexiones acerca del proyecto fotográfico que adelanto en el club de boxeo Aníbal González, con el cual me gané el segundo puesto de la beca Disparafilm, quienes financian su realización hasta noviembre de este año. De mi parte, trataré de mostrar el proceso, los pensamientos y las decisiones que vaya tomando en el proceso de creación y documentación de esta serie.
La puesta en escena está lista. Es una tarde brillante en el club. La luz del sol entra por las ventanas y el barrio El Espinal transita en su cotidianidad, entre chicos y chicas que regresan del colegio y adultos que van y vienen a sus jornadas laborales. Son casi las cuatro de la tarde.
Un poco apartado del ring, en lo que es el patio de la familia González, me siento junto a Hancel a conversar tras haber hecho una sesión fotográfica por alrededor de una hora. Hans es boxeador profesional e hijo de Aníbal, el dueño y fundador del club. Tiene veintitrés años y ha vivido toda su vida al lado del club de boxeo. Sin embargo, su camino hacia los guantes no fue tan lineal como uno se imaginaría.
En nuestra familia desde pequeños siempre teníamos que hacer algún deporte aparte de los estudios. Yo probé basketball, tenis y de los últimos fue el béisbol, que me gustó bastante. Pero al final me quedé con el boxeo cuando a los dieciséis gané mi primer campeonato y pude sentir que sí daba la talla para esto.
Desde su familia no hubo una influencia directa para que escogiera el boxeo como su proyecto de vida. Sin embargo, el hecho de dormir al lado de un ring y ver a sus hermanos practicar y entrenar fueron aspectos que lo terminaron marcando.
No es que tenía que escoger el boxeo sí o sí, sino cualquier deporte que yo quisiera y eso fue lo que pasó. Intenté varios, pero este fue el que más me gustó. Incluso a mí mamá no le agradó la idea de que escogiera este deporte, pero aquí estamos.
El boxeo comenzó de la mano de su padre. De niño los entrenos fueron desde juegos y didácticas que le permitieron apasionarse por los guantes y el ring. Actualmente son quince años practicando esta disciplina.
Vivir al interior de esta familia es inhalar y exhalar boxeo. Hans tiene en su recuerdo varias anecdotas alrededor de ese mundo que vivió apenas siendo un niño. Como cuando vio a un hombre ser sacado del cuadrilatero a los golpes o cuando presenció varias veces a su hermana batirse en combates con otras mujeres.
A pesar de nacer y crecer en Cartagena, sus inicios en la disciplina se dieron representando a Bogotá, la capital de Colombia. Lo que lo llevó a mudarse a esta ciudad de un poco más de siete millones de habitantes. Entre montañas, lejos del calor y del mar comenzó a formar lo que sería su camino.
Yo vivía a cuarenta minutos del gimnasio, entonces yo me iba todos los días caminando hacia allá con los guantes colgados en los hombros y mis vendas en los bolsillos. Terminada la clase, que duraba alrededor de dos horas, me iba de vuelta a casa en otros cuarenta minutos más de recorrido… Eran sacrificios que uno tenía que hacer. Bogotá es una ciudad gigante.
Cuando se le pregunta acerca de lo que representa el club para él, su respuesta es tajante:
El club es mi vida. Porque aquí he crecido, he convivido con las personas… aquí he hecho todo. Aquí me he formado yo. Eso significa bastante.
Hancel no sólo ha vivido su proceso. En su camino ha podido ver el progreso y los avances de otras personas que, como él, sueñan vivir del boxeo profesional. Chicos y chicas que llegan algo tímidos y poco a poco se van tomando confianza en sí mismos. Sin embargo, el salto de ser amateur a ser profesional es complicado en muchos aspectos, como el económico. Donde tienes que invertir en peleas para escalar y así poder llegar a mejores oportunidades.
En palabras de Hans, el club es un lugar abierto. Donde reciben a cualquier persona interesada en el boxeo. Sobre todo a los niños desde temprana edad.
Tratamos que los niños se enfoquen en un deporte y que tengan su mente distraida de la calle (...) la calle es dura. Yo no la he vivido. No te puedo decir que la conozco, pero lo que he visto es fuerte.
Ya cuando estamos cerrando nuestra conversación, Hans reflexiona sobre la parte mental y emocional, que es algo que siempre está inmerso en el mundo deportivo, y más cuando se está en un proceso profesional.
Eres tú contra tú siempre. Hasta tú mismo te estás quitando esfuerzo (…) tu mente te puede llegar a decir que no puedes, así que constantemente estás batallando con esas cosas.
Dos semanas después de esta charla, Hancel viajó a México donde está radicado actualmente. Allá está continuando su camino en el boxeo profesional de la mano de un equipo que busca impulsar su carrera.
Nota técnica: Las fotos mostradas en este trabajo han sido de las últimas reveladas del proyecto. Fueron hechas con Portra 800 y una Bronica SQ-A. Reveladas en el laboratorio Tienda Analógica en la ciudad de Medellín, Colombia.
Nota literaria: Las palabras de Hancel en este texto fueron redactadas buscando respetar su manera de hablar y sólo fueron modificadas cuando la palabra escrita así lo requería.