La cámara de Rimbaud

Por difícil que resulte creerlo, allá por 1880, en un lejano rincón de África llamado Harar, un ya no tan joven Arthur Rimbaud se hacía selfies en el jardín, con una cámara fotográfica que encargó de Francia. El otrora poeta, reconvertido al tráfico de armas, llegó a interesarse por la fotografía y a invertir algún dinero para aprender la técnica, de la toma al revelado.

Foto mise en scène de Arthur Rimbaud. Fue su empleado, Constantin Chriseos Sotiro, quien habría accionado el obturador (citado en: Hugues Fontaine, Arthur Rimbaud photographe, éd. Textuel, 2019. ISBN9782845977822.) - African Train fr. BNF (Paris) since 1969: Tirada en papel albúmina de 18 x 13 cm. Dominio público. Fuente: Wikipedia

En aquel fin de siglo XIX, el tráfico entre Europa y Africa es intenso, la colonización está en su apogeo. Y aunque no hay internet, un joven emprendedor como Rimbaud, que ejerce como agente colonial al servicio de diversas casas de comercio, puede comprar ropa y otros enseres por correspondencia. En ese afán, es casi seguro que tuvo contacto con fotógrafos que iban y venían portando cámaras fotográficas, puesto que los modelos portátiles comenzaban a ponerse de moda.

Pero ojo, estamos todavía muy lejos de las Instamatic y los cartuchos de 35mm. Las cámaras de aquella época, aunque portátiles, eran voluminosas y utilizaban placas de vidrio que había que transportar. Aún así, se viajaba y el poeta logró hacerse con una.

No han quedado muchos vestigios del paso por la fotografía del joven Arthur. De la cámara o el equipo que empleó no quedo nada. En el Museo Arthur Rimbaud, de Charleville Mewieres, ciudad natal del poeta, están expuestos tres autorretratos en Harar (Etiopía), los únicos hasta ahora conocidos y certificados como obras fotografiadas por Rimbaud.

Quedan también las cartas que el poeta escribió a su madre y familia donde deja un valioso testimonio. Estas cartas fueron compiladas por el también poeta Pierre-Eugène Dufour, más conocido como Paterne Berrichón, y fueron publicadas por la editorial Mercure de France, en 1899*.

Estas cartas son, como se puede esperar, las típicas cartas del hijo ausente, en las que cuenta los lugares donde se instala y los trabajos que acomete. Hace también encargos y aquí entra la parte que nos interesa, ya que gracias a esta correspondencia, vamos a seguir, de viva voz del interesado, todos los pasos que se siguieron para la compra de un equipo fotográfico completo. Fue más de un click, eso es seguro.

La compra del equipo fotográfico 

Es en enero de 1881, recién instalado en Harar, cuando Arthur Rimbaud comienza a hablar de la compra de una cámara fotográfica. "Estamos haciendo venir una cámara fotográfica y les enviaré vistas del país y de la gente", comenta brevemente en su carta. Es interesante el uso del plural: se entiende que habla en referencia a la compañía para la que trabaja. Un mes después, en febrero de 1881, en una larga carta se queja de que "nuestro equipo fotográfico y de historia natural todavía no ha llegado y temo que llegue cuando yo ya no esté aquí". En tanto que agente de comercio colonial, Rimbaud cambiaba de domicilio constantemente.

Un año después…

Luego pasará un año sin que Arthur haga referencia a la cámara fotográfica en sus cartas. Será recién en enero de 1882 que volverá a tocar el tema. "Estoy haciendo venir en este momento una cámara fotográfica de Lyon, la llevaré a Harar y enviaré vistas de estas regiones desconocidas. Es un buen negocio". En la misma carta, pide que se le haga llegar una carta adjunta a su amigo de infancia Ernesto Delahaye. En dicha carta Rimbaud se explaya un poco más, aunque de manera igualmente suscinta.

"Estoy por escribir una obra sobre Harar y Gallas, (lugares) que he explorado y la someteré a la Sociedad Geográfica. Estuve un año allí, empleado en una casa de comercio francesa. Acabo de encargar una cámara fotográfica a Lyon que me permitirá intercalar en dicha obra vistas de estos extraños lugares...", le dice a Delahaye para luego encargarle que vele sobre el envío de sus encargos.

Y es que a lo largo de sus años africanos, Arthur va a hacer encargos diversos a su familia. Muchos libros, pero nada de poesía: libros técnicos y científicos, diccionarios, traducciones del Corán... Y útiles, herramientas varias: un sextante, un teodolito de viaje, una brújula de reconocimiento, una colección mineralógica, un barómetro, un manual de topografía... etc. En una de esas cartas, encontramos una precisión divertida: "No me manden un tratado de fotografía que ya tengo uno, manden el de topografía". Hubo, seguramente, alguna confusión.

Otra vez en enero, el 22, volverá a escribir sobre sus encargos esperando además que la carta a Delahaye haya sido entregada al destinatario. Respecto a la cámara, Arthur afirma: "Mi cámara fotográfica llegará de Lyon en unas semanas: he enviado los fondos, pagué adelantado".

Un tema constante y confuso en las cartas es el del envío de dinero a la familia para sus diferentes compras y encargos. Llegándose a poner pesado en esos temas. "Les ruego ejecutar mis pedidos y no hacerme faltar de lo que les pido, siempre y cuando vean que pueden realmente procurarme esas cosas en buenas condiciones, porque se entiende que todos esos instrumentos deben ser comprados por alguien competente. De lo contrario, guarden el dinero, ya es bastante duro conseguirlo para emplearlo en la adquisición de baratijas", les dice contrariado en la misma misiva.

1.000 francos para la cámara fotográfica completa

Luego vendrá otro periodo de silencio respecto a la cámara. En sus cartas hablará de su trabajo, de sí mismo, de sumas de dinero enviado, pero nada de la cámara hasta el 28 de septiembre de 1882 cuando en una larga misiva, Rimbaud hará una serie de precisiones:

  • "Acabo de escribirle al antiguo agente de la compañía de Aden, el coronel Dubar, para que me haga enviar aquí una cámara fotográfica completa, con el objetivo de llevarla a Choa, donde no se conoce y donde me aportará una pequeña fortuna en poco tiempo".

  • "Ese señor Dubar es un hombre muy serio y me enviará lo que necesito. Tendrá que informarse y, en cuanto haya juntado lo que hace falta, les pedirá a ustedes los fondos necesarios, que yo ya les he enviado y que ustedes le harán llegar sin más trámite".

  • "Les he enviado a ustedes una suma de 1.000 francos por la compañía de Lyon, Esta suma está destinada exclusivamente al propósito indicado líneas arriba. No lo utilicen de otro modo sin mi consentimiento. Por otro lado, si hace falta más, 500 o 1.000 francos, adelanten ustedes y envíen todo lo que se les pida. Ustedes me escribirán luego lo que les debo y eso les será enviado al instante. Tengo conmigo una suma de 5000 francos.

  • “El gasto me sera muy útil. Incluso si circunstancias contrarias me retuvieran aquí, podré revender el equipo con ganancia".

Vemos que el asunto de la compra se precisa. Aunque el tema del pago siempre está como en suspenso y como no tenemos las respuestas que el poeta recibía, es un poco difícil seguir la transacción.

El 3 de noviembre, Rimbaud escribe a su familia: "Queridos míos. Una carta de Lyon, del 20 de octubre, me anuncia que mi equipo fotográfico ha sido comprado. Debe estar en camino actualmente. Quiere decir que se contactaron con ustedes para el pago de los gastos de envío. Cuento con que ustedes hayan recibido, hace un tiempo ya, mi cheque de 1.000 francos de la Compañía de Lyon y que os hayan enviado el monto con el que habréis pagado la compra. Espero novedades de ello y cuento con que todo se haya hecho sin problemas".

El 16 de noviembre: "Recibo vuestra carta del 24 de octubre. Pienso que a presente el cheque ha sido pagado y que mi encargo está en camino... Cuando haya recorrido África con mi equipo fotográfico les enviaré cosas interesantes..."

El 18 de noviembre: "Querida mamá. Recibo tu carta del 27 de octubre en la que dices haber recibido los 1.000 francos de Lyon. La cámara cuesta, me dices, 1.850 francos. Hoy les he telegrafiado para decir "Paguen de mi dinero del año pasado. Es decir, lo que falta a los 1.000 francos, complétenlo de los 2500 que envié el año pasado...".

¿Dónde está la cámara?

Ilustración: Un «equipo fotográfico», en Catalogue de fournitures générales, Maison Jules Rigaut, Marseille, 1882.

Hay una tensión evidente relativa al dinero. Felizmente, Paterne Berrichón, el compilador de la carta, tuvo la gentileza de aclararnos un poco la situación en un pie de página: "Comprendemos que Rimbaud está enojado de que su madre haya convertido su dinero en tierras que él no tenía necesidad y que a causa de ello, los instrumentos científicos y los libros, cuya necesidad había precisado en su carta a Delahaye, no hayan sido comprados...". Y Berrichón algo sabía del asunto, puesto que estaba casado con la hermana de Arthur.

La siguiente carta de Rimbaud a su madre (8 de diciembre) nos indica que el impasse fue superado, que la suma de dinero fue entregada y que la cámara ha sido expedida. Hasta el momento, sabemos que el kit de fotografía que compró Rimbaud costó 1.850 francos de la época y aunque no sabremos nunca con exactitud qué fue lo que compró, gracias a esa querella familiar tendremos lo más cercano a un detalle de la compra: "Dices que me roban. Yo sé bien lo que cuesta una cámara, unos cientos de francos. Pero son los productos químicos, bastante numerosos y caros, entre los que se encuentran compuestos de oro y de plata que cuestan hasta 250 francos el kilo; son los vidrios, las tarjetas, las bandejas, los frascos, los embalajes carísimos que engordan la suma. He encargado todo para una campaña de dos años. Yo creo que lo obtuve a buen precio. Sólo temo que las cosas se vayan a romper en el camino, en el mar. Si todo llega intacto sabré sacar un buen partido y les enviaré cosas curiosas. En lugar de enojarte, entonces, deberías alegrarte conmigo...".

Se ve que la buena señora Rimbaud no vio con buenos ojos que su hijo malgastase el fruto de su trabajo en eso de la fotografía. Pasa en muchas familias. El caso es que ya estamos en enero de 1883, dos años después de la primera vez que Arthur habla de comprar una cámara y ésta todavía no ha llegado. En febrero escribirá aún que hubo una subida en el costo y les pide que aporten 600 francos más "para de una vez terminar con esta historia".

Llega la cámara… ¡Por fin!

Y finalmente, un día la cámara llegó. En su carta del 19 de marzo de 1883 podemos leer: “Mis queridos amigos (...) La cámara fotográfica, y todo lo demás, está en estado excelente (...) Le sacaré un buen partido a las fotografías".  Mucho tiempo, mucho pataleo y rabieta y cuando llega la cámara apenas un “bien, gracias”. Podía ser escueto el poeta. Ojo que sus cartas no son precisamente telegramas, se explaya en muchos otros asuntos, sobre todo en quejarse de esto y de aquello. En cambio, sobre la cámara guardará una constante y extraña reserva. Resumiendo, no habrá unboxing.

Pasarán unos meses sin que Rimbaud hable de fotografía en sus cartas y es recién el 6 de mayo de 1883 que vuelve a tocar el tema, aportando una información interesante. Como siempre, hay dineros que se enviaron y encomiendas que se hicieron de las cuales pide detalle y en eso anuncia que "próximamente voy a enviarles un cheque de 200 francos, porque debo hacer venir placas de vidrio para la fotografía (...). Esta comisión se ha hecho bien y, si quiero, ganaré rápidamente los 2.000 francos que me ha costado. Todo el mundo quiere hacerse fotografiar aquí, me ofrecen incluso una guinea por fotografía. Pero no es para eso que compré mi cámara, y la necesito para otra cosa. Todavía no estoy instalado pero pronto lo estaré y voy a enviarles cosas curiosas".

Autorretrato de Arthur Rimbaud en Harar y enviada a su familia junto a una carta el 6 de mayo de 1883. Fuente: Wikipedia

"En adjunto, unas fotografías de mí mismo por mí mismo..." y hacia el final de la carta, añade: "Las fotografías incluidas me representan, en una estoy de pie en una terraza de la casa, en otra de pie en un jardín de café, en otra, los brazos cruzados en un jardín de plátanos. Todo ha quedado muy blanco, a causa de las aguas que utilizo para lavar; en lo sucesivo haré un mejor trabajo. Esto es sólo para que se recuerden de mi figura y para darles una idea de los paisajes aquí. Hasta pronto, Arthur".

El 20 de mayo menciona a la rápida que "la fotografía marcha bien. Es una buena idea que tuve. Les enviaré pronto algunos logros". Y luego pasará el tiempo, habrá cartas pero ni una mención a la fotografía.

Las cosas comenzaron a devenir complicadas a nivel económico, de salud y el poeta se hará de más en más quejumbroso. Una sola vez responderá que no enviará su foto porque donde se encuentra no puede vestirse correctamente y está obligado a vestir algodón. Berrichón explica que es un zasca a la familia que se habría burlado de uno de los autorretratos en el que el bardo aparece con pies descalzos y con ropas de algodón. El resto será silencio fotográfico hasta que en un escueto post scriptum del 14 de abril de 1885, informa, o mejor dicho, despacha: "¿La cámara fotográfica? Para mi pesar, la revendí. Pero sin pérdida".

Et voila les amis, es todo lo que sabremos de la aventura fotográfica del poeta francés más conocido del mundo. Conocido sobre todo por haber abandonado la poesía sin dar mayor explicación. Pues lo mismo con la fotografía, ya que por las cartas podemos pensar que hubo un gran interés y que, si creemos a lo que cuenta, se puso realmente a practicarla intensamente, ya que tuvo que volver a encargar placas de vidrio, para luego olvidarse del asunto.

Existen otras correspondencias de Rimbaud, con exploradores y fotógrafos en las que habla de este tema y por las que se puede pensar que el poeta siguió fotografiando con cámaras prestadas. Lastimosamente, no es un material de libre disponibilidad. En 2019, el especialista Hugues Fontaine lanzó su libro Arthur Rimbaud photographe con el que dio a conocer tres fotografías presumiblemente tomadas por el poeta. Según Fontaine, en el dorso de las cartas estaría anotado el nombre de Rimbaud. Es un material que espero poder consultar en breve para continaur con este tema.

Por el momento, quedémonos con el relato fascinante que nos dejó Rimbaud, de cómo hizo para comprar una cámara fotográfica en  1880, desde África, y cuánto le costó en contante y sonante.

*Todas las citas de las cartas de Arthur Rimbaud, son de traducción propia y en ningún caso oficial. El original puede ser consultado en: https://archive.org/details/lettresdejeanar00berrgoog/page/n7/mode/2up

Sergio Cáceres

Me llamo Sergio, soy boliviano pero vivo actualmente en Francia. Hago fotografía de manera autodidacta y debutante desde hace varios años (analógica y digital sin distinción).

En Instagram se me encuentra en @seresgraph y en @seresstreet.

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