Reparando… La vulcanita de una Leica M4-P
La M4-P fue la primera Leica que cayó en mis manos, la compré a finales de 2018 y, pese a tener 37 años (tanto la cámara como yo) por aquel entonces, estaba en perfectas condiciones.
Tras 3 años de intenso uso, la vulcanita comenzó a saltar poco a poco, pero el día que intenté despegar la cinta gaffer que tenía puesta para tapar el punto rojo que tiene este modelo, dejé una buena calva en la cámara, aunque es algo que suele ocurrir en cuerpos de Leica M cuando pasan unas cuantas décadas. Como el punto rojo me estorbaba (manías personales) decidí despegarlo el mismo día que me llevé por delante la vulcanita, ya que en la M4-P va pegado al cuerpo, pero lo tengo guardado a buen recaudo, que no cunda el pánico :)
No es que me molestase demasiado tener una cámara de estilo “rat rod”, pero la pobre se merecía un poco de cariño por todos los tutes que le he dado de aquí para allá y, como es difícil encontrar un taller en el que realicen este tipo de tareas, decidí hacer el apaño yo mismo y compré el recambio autoadhesivo que vende Aki-Asahi.
En la tienda ofrecen el repuesto de la M4-P sin el círculo rojo y esa fue mi elección ya que, como comentaba unas líneas más arriba, a mí me estorbaba bastante y me resultaba una aberración, así que me decanté por esta opción, la cual queda estéticamente igual que una M4-2. A algún o alguna coleccionista le parecerá una barbaridad hacer esto, pero bueno, yo no colecciono cámaras, sino que las tengo para usarlas y para estar cómodo con ellas haciendo fotos :)
Respecto al precio del nuevo recubrimiento, considero que es bastante económico, concretamente me costó 26,24€ al cambio, envío desde Japón incluido (en abril de 2021).
Material necesario para cambiar la vulcanita de una Leica M4-P
El material necesario para llevar a cabo la operación es muy básico, económico y se puede encontrar fácilmente:
Una cuchilla plana (las suelen vender en kits en los bazares).
Una cuchilla tipo X-Acto.
Bastoncillos para las orejas.
Disolvente universal.
Acetona.
Recomendables guantes de latex o de nitrilo para manipular el disolvente y la acetona.
Alcohol Isopropílico.
Bayeta de microfibra.
Destornillador pequeño plano.
1 Pincel o brocha.
Paciencia.
Paso 1: Retirar la vulcanita
Para comenzar esta primera fase, simplemente agarraremos la cuchilla plana e iremos haciendo palanca desde la zona ya desprendida, con poco esfuerzo ya salta por los aires. ¡Cuidado con los ojos!
Toda esta fase la he hecho sin la placa de la base montada, para tener mayor comodidad a la hora de levantar todo el material.
Afortunadamente, la gran mayoría del recubrimiento ha salido sin apenas esfuerzo, pero hay algunas partes en las que el pegamento no estaba tan seco y ha sido prácticamente imposible retirar los trozos simplemente con la cuchilla.
Si trabajase en el departamento de marketing de Leica, vendería esta versión como la M4-P Mad Max Edition al triple de precio. Cosas más raras han hecho.
Para solucionar esto, he mojado un bastoncillo con disolvente universal y con muchísimo cuidado he humedecido las partes que estaban más adheridas al cuerpo. En algunas zonas he tenido que repetir el proceso y esperar un poco a que el disolvente hiciese efecto. Aún así, me ha tocado hacer algo más de énfasis que en las partes que en las que estaba el pegamento seco, pero con paciencia he conseguido retirarlo todo. En esta fase, la paciencia es muy importante. Lo último que quiero es que el disolvente toque la pintura de la cámara y termine estropeándola.
Y… voilà! Ya tengo la cámara desnuda, aunque recubierta de pegamento seco (y no tan seco).
De la puerta trasera no he mencionado nada todavía, porque no me ha hecho falta retirar la vulcanita, ya se cayó ella sola hace más de un año.
Como puedes ver, en esta parte de la cámara el trabajo de pintura no fue demasiado exhaustivo que digamos, y está llena de burbujas.
Paso 2: Retirar el pegamento
Ahora, el siguiente paso es dejar la cámara totalmente libre de impurezas. Para ello, lo que hago es rascar con la cuchilla para deshacerme del pegamento seco, el cual se transforma en polvo, así que es conveniente tener un aspirador a mano para aspirar de vez en cuando y evitar así que se metan en los huecos de la cámara o, peor aún, que entre dentro.
Para deshacerme del pegamento que no está tan seco y para eliminar todos los residuos, utilizo acetona y, con mucho cuidado, voy pasando una bayeta de microfibra humedecida y, para las zonas más pequeñas y difíciles de acceder, me ayudo de nuevo de un bastoncillo. En este punto decido desmontar la palanca de embrague de la película y la palanca de cambio de las líneas de encuadre para limpiar de una manera más cómoda y pensando en facilitarme un poco la instalación del nuevo recubrimiento.
Me aseguro de limpiar bien todos los recovecos con la cuchilla pequeña (tipo X-Acto), con mucho cuidado de no rascar la pintura de la cámara. Yo soy muy maniático con estas cosas e intento dejar la superficie totalmente libre de pegamento, para que el nuevo recubrimiento se adhiera perfectamente y dure lo máximo posible.
Para deshacerme del todo el posible polvo que haya podido quedar, utilizo un pincel y lo paso por todos los rincones y posteriormente limpio la superficie con alcohol isopropílico para eliminar cualquier resto de suciedad que haya podido quedar.
Paso 3: Instalación del nuevo recubrimiento
Una vez limpia, me preparo tanto física como mentalmente para la parte más complicada, que es la instalación del nuevo recubrimiento. El material es autoadhesivo, así que mi consejo es presentarlo de tal manera que todas las perforaciones encajen con las partes de la cámara, pero sin presionarlo. Así tendremos un poco más de margen para el error. Hay gente que aplica alcohol isopropílico a la superficie de la cámara para poder rectificar, pero yo he decidido jugármela y aplicarlo directamente.
Una vez comprobamos que está todo en el sitio, presionamos con los dedos para fijar la nueva vulcanita a la cámara. Yo he ido desde la montura del objetivo hacia los extremos, yendo muy poco a poco presionando para evitar burbujas. No tengo fotos de esta parte, porque quería concentrarme en encajarlo todo bien, es muy importante ir con mucha calma y sin prisas, prestando mucha atención en la colocación.
Para adherir correctamente el material y ponerlo en su sitio, me he ayudado de un par de destornilladores de punta plana pequeños para presionar en los recovecos en los que mis dedos no llegan, como en la parte inferior de la montura de la bayoneta o en los extremos.
No me considero una persona especialmente habilidosa con estas cosas y ha encajado todo bien a la primera, el material viene perfectamente troquelado para que acople todo al milímetro, pero insisto, la calma y la paciencia son primordiales.
Paso 4: Instalación de la vulcanita en la puerta trasera
Ahora es el turno de la puerta trasera, es muy fácil retirarla deslizando hacia la derecha una pequeña palanca que hay en la bisagra que hace que ésta se meta hacia adentro y podamos retirarla. No es estrictamente necesario quitarla, pero ayuda a manipularla mejor a la hora de limpiarla y colocar la vulcanita nueva.
El procedimiento es el mismo que con el cuerpo, hay que retirar todo el pegamento seco posible para dejar la superficie limpia y así que el nuevo revestimiento se adhiera mejor. La rasco y la limpio con acetona, prestando especial atención al disco (el más feo e inútil de todos los cuerpos M), ya que es de plástico y va pegado a la tapa.
La instalación de la nueva vulcanita es mucho más rápida y sencilla, aún así, sigo los mismos pasos que con el cuerpo. La presento ligeramente dejándola caer y, cuando veo que está ya en su sitio, la presiono con los dedos y ajusto las esquinas con el destornillador plano.
Y aquí tendríamos el resultado final, parece otra cámara con el nuevo revestimiento. Evidentemente no parece una cámara nueva, pero para tener 39 años no está nada mal.
No he hecho un recuento exhaustivo de las horas, pero aproximadamente me habrá costado unas 4 horitas y, como he comentado con anterioridad, el proceso no ha sido demasiado laborioso, así que me alegro de haber tomado la decisión de haberlo hecho por mi cuenta, ya que enviar la cámara al taller para una tarea así no hubiese merecido la pena económicamente, considerando también que me hubiese tenido que quedar un tiempo sin poder utilizarla. Además, puedes aprovechar y personalizar tu cámara con un recubrimiento diferente (ya sea en textura o color) al que viene de fábrica y así hacerla única.
Notas:
El cambio de vulcanita lo hice en mayo de 2021 y, justo un año después de la instalación, sigue todo en su sitio y como el primer día.
A fecha del 2 de mayo de 2022 y debido a la invasión rusa en Ucrania, el servicio postal japonés no realiza envíos a Europa ni Reino Unido, al menos eso advierte Aki-Asahi en su web. De todas formas, existen alternativas como Cameraleather o Hugostudio, aunque no he tenido ninguna experiencia con sus materiales.
¿Qué te ha parecido? ¿Te animarías a cambiar el de la tuya?
¿Has cambiado alguna vez el recubrimiento de tu cámara?