Mi primera experiencia haciendo una sesión a novios con película

¡Hola! Soy Álvaro Pinto y este es mi primer artículo para Disparafilm del que soy orgulloso miembro desde hace un tiempo.

Vengo para hablaros de mi experiencia disparando una sesión de prometidos por primera vez en película. También disparé un carrete en blanco y negro durante la boda, pero el encargo profesional era solo el dedicado a la sesión previa a la boda.

Soy un fotógrafo aficionado que, principalmente, me dedico a hacer fotos de viaje y algo de street, dado que por mi trabajo viajo mucho. Mi equipo digital habitual es Fujifilm y para película utilizo una Leica M6 y una Rollei 35T. Algo alejado del equipo habitual para una sesión de boda, al menos según lo que he podido ver, pero que para este encargo de unos amigos, debería ser suficiente (ya ahorraré para entrar al formato medio).

Cuando mi mejor amigo y su prometida me pidieron el favor de cubrirles la sesión ya que su fotógrafo previo se les había caído, sabía que tenía que intentar hacerlo con película principalmente ya que creo que la "textura" de la película es lo más indicado para reflejar la relación de los novios entre sí y la mía para con ellos. No es un encargo profesional al uso, ya que son mis amigos desde hace mucho y creo que también tengo que jugar con esa ventaja e incluso intentar mostrarlo a través de mi fotografía.

Es, sin duda, más complejo que mi flujo en digital y requiere algo más de planificación y tiempo, pero estaba deseando afrontarlo.

Tras confirmar con los novios las fechas, acudí a Chechu para poder consultarle mis dudas al respecto ya que es un profesional de las bodas y este apenas mi primer acercamiento al mundillo. Si me lo permite, os haré un breve resumen de los consejos que me dio para afrontar una boda completa con película, aunque en mi caso fuera esta sesión previa. También me vi todos los videos de fotografía química en bodas que había en internet (todo el contenido en inglés y sobre todo, destacando formato medio en 6x4,5 pero pude sacar ideas para aprovechar).

  • ¡Planificación, planificación y planificación!: Con película, no contamos con la ventaja de la versatilidad de un sensor. Es importante visitar y conocer previamente las localizaciones para poder ajustar nuestros parámetros y no encontrar sorpresas. Planear, incluso, las poses de los novios va a facilitarnos la vida y saber qué disparar, dónde, y no perder tiempo o quedarnos sin ideas.

  • El bokeh es nuestro mejor amigo. Las aperturas gigantes nos pueden ayudar y dar ese look de boda con desenfoque que tanto gusta a los novios.

  • Elegir sabiamente la película a disparar. En color, Kodak Portra es nuestro mejor amigo. Va a ayudar con el color de piel y el "ambiente" general. Blanco y negro para acción (dado que es más barato) y porque no siempre es necesario color. A mí, personalmente, me gusta mucho la foto de detalle en blanco y negro.

Luego, Chechu me dio muchos más consejos para casi cada fase de una boda. No abundaré en ellos porque da para que él prepare un video o artículo al respecto, y dentro de mi encargo de hoy no eran necesarios ya que me voy a limitar a un solo día, con unas 4 localizaciones, y el bonus de un carrete en blanco y negro ya en la boda.

El equipo que llevé constaba de una Leica M6 con un Zeiss Planar 50 f2, la Rollei 35t y como carretes, Kodak Portra 400, Ilford HP5+ para forzar un paso y un CDX (Doble X bobinado por Carmencita Film Lab). Puede parecer un equipo escaso o poco atinado, pero son las herramientas y carretes con los que me encuentro cómodo, que conozco bien y como se suele decir "es el indio, no la flecha". En un primer momento, pensé en alquilar material extra para disparar en formato medio, pero decidí utilizar equipo conocido para que la falta de conocimiento y soltura no sumaran dificultad a la sesión.

La sesión sería un domingo en Sigüenza (mi pueblo) al aire libre utilizando varias localizaciones que conozco desde la infancia. El día amaneció nublado y con algo de lluvia, por lo que las primeras fotos y momentos los aproveché para sondear a la novia sobre qué tipo de fotos quería (aunque ya me había mandado un tablón de Pinterest al respecto) y que se soltaran un poco delante de la cámara. El hecho de ser amigos de toda la vida ayudaba pero delante de la cámara, al comienzo, se está un poco rígido y sobreactuado. Aprovechamos ese momento para simplemente ir soltando un poco a los novios.

Poco a poco, se fueron sintiendo más cómodos y el día fue abriendo un poco el cielo, por lo que pudimos realizar una sesión bastante completa. Aprovechando mi cercanía con ellos y la presencia de mi pareja no fotógrafa, pudimos hacer que posaran con un poco más de "humor", dejando una sensación más auténtica que las de las primera fotos.

Creo que es importante en este tipo de sesiones ir disparando sin miedo para que se acostumbren a tener una cámara delante, y también ir dando paso a un ambiente de confianza y seguridad para que no estén "interpretando" ser una pareja prometida, sino que la verdad asome y se vea quienes son.

Como comenté al principio, la sesión fue "mixta", utilizando también la cámara digital, pero la textura y el color (o blanco y negro) en mi opinión dan una profundidad distinta a estas fotos, de forma invariable en aquellas fotos que tenemos la versión digital y la química, tanto los novios como yo preferimos la disparada en carrete.

El resumen más claro que podría hacer es que la fotografía química da una sensación especial al evento y los resultados otorgan una cierta "distinción" al hecho de fotografiar en sí. Que los novios puedan ver los negativos y entender un poco qué está pasando, distingue la situación de unas fotografías digitales que si bien están hechas con una tecnología increíble y moderna, no dejan de estar más cerca de la sensación de fotografiar con el teléfono que de experimentar otra cosa más especial y única. Al menos, hoy en día, una pantalla no deja de ser una pantalla. En los primeros pasos de la sesión estaba siempre presenta la sensación de intentar "ver la foto" en la pantalla, y eso no se da con química, toca esperar y desarrollar todo "a ciegas" y siendo más consciente por parte de fotógrafo y modelos.

Ya el día de la boda, llevé la Leica M6 cargada con otro CDX ,ya que es tradición para mí que en la boda de mis allegados dispare un carrete de esta emulsión como "regalo" para los novios (y como manera de disfrutar también a mi manera de un evento).

No sé por qué, pero en general, entre las fotos favoritas de las parejas siempre sale alguna de las disparadas en carrete junto a las de los fotógrafos profesionales de boda que disparan en digital. Quiero creer que no es solo por aprecio a mí como amigo, sino que la fotografía en película algo tiene que conmueve. Hoy en día, es cada vez más habitual que fotógrafos de boda disparen algo "imitando" la película (veo mucho blanco y negro, con movimiento, desenfoque y grano añadido), pero no es lo mismo.

Al menos para nosotros, aficionados a reflejar nuestra realidad (ya sea de manera amateur o profesional) en este formato, la satisfacción de pensar, disparar y esperar un resultado que suele llegar superando lo que habíamos pensado, es maravillosa.

Gracias por formar parte de esta comunidad.

PD: Todos los revelados y escaneados fueron realizados por Carmencita Film Lab en Valencia, enviados a través de Shuave Shop en Zaragoza.

Álvaro Pinto

Soy Álvaro Pinto, viajero empedernido y fotógrafo aficionado con muchas ganas de compartir mi aventura en este sector. Subo fotos en digital y analógico a mi cuenta de Instagram @pintoviajero.

https://www.instagram.com/pintoviajero/
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