Analógico en tamaño mini: Una experiencia con la Lomomatic 110 y el Lomochrome Turquoise

Desde verano hasta ahora, tuve la oportunidad de explorar el formato de película 110 con la cámara Lomomatic 110 de Lomography y el carrete Lomochrome Turquoise 110, y debo decir que la experiencia fue un viaje al pasado con un toque moderno. Todo empezó cuando me regalaron por mi cumpleaños esta cámara y comencé a probarla.

El formato 110: Compacto y accesible

Introducido por Kodak en 1972, el formato de película 110 fue diseñado para simplificar la fotografía analógica y hacerla accesible para todos. Este formato compacto se caracteriza por utilizar un cartucho preensamblado que facilita la carga de película, eliminando la necesidad de enhebrarla manualmente como en los formatos de 35 mm. Su pequeño tamaño (13 x 17 mm) también permite cámaras más ligeras y portátiles, perfectas para quienes buscan una experiencia analógica sin complicaciones. Aunque el formato perdió popularidad con la llegada de lo digital, ha resurgido en los últimos años gracias a marcas como Lomography, que lo han revitalizado con emulsiones modernas y creativas.

La portabilidad: Fácil y cómoda

Uno de los mayores atractivos de la Lomomatic 110 es su tamaño compacto y peso ligero. Esta cámara cabe prácticamente en cualquier bolsillo, bolso, mochila… Convirtiéndola en una compañera ideal para salidas casuales o incluso viajes más largos. Su diseño invita a llevarla a todas partes sin preocuparse por ocupar espacio o cargar con un equipo voluminoso. Además, su carcasa sencilla pero atractiva tiene ese aire juguetón que caracteriza a Lomography, lo que la hace perfecta para disparar en cualquier momento sin llamar demasiado la atención. En mi caso, la carcasa es beige y naranja dándole un estilo retro muy característico.

Creatividad en cada disparo: dobles exposiciones y tonos surrealistas

El carrete Lomochrome Turquoise 110 añade un toque de magia a cada fotografía. Los colores se transforman en tonos surrealistas que oscilan entre los azules intensos y los verdes esmeralda, creando un efecto onírico que no pasa desapercibido. Pero la verdadera diversión comienza con la posibilidad de hacer dobles exposiciones. Esta función abre un sinfín de posibilidades creativas, permitiendo superponer imágenes y jugar con la luz y las texturas para crear composiciones. Además, al poder realizar múltiples exposiciones simplemente pulsando un botón que te da la opción, lo hace más fácil, ya que no corres el riesgo de que se suelte el carrete y estropear todas las fotos.

Explorar esta característica me hizo sentir como una artista de la fotografía experimental, recordándome por qué el formato analógico sigue siendo tan cautivador: te obliga a pensar, pero también a aceptar las sorpresas.

El desafío del enfoque: no todo es perfecto

Sin embargo, no todo es ideal en la Lomomatic 110. Su sistema de enfoque por modos, que permite alternar entre diferentes distancias preestablecidas, me resultó muy genérico y complicado de acertar. A menudo, al intentar capturar un sujeto o una escena espontánea, el enfoque no estaba donde lo necesitaba, lo que llevó a resultados algo frustrantes. Para mí, disparar a medio metro, un metro o infinito me resulta incómodo ya que no puedo enfocar lo que quiero fielmente. Este detalle puede ser un inconveniente significativo si buscas mayor precisión, aunque para quienes disfrutan de la estética lo-fi típica de Lomography, este "error" podría ser parte del encanto.

Reflexión: ¿Un juguete o una cámara seria?

La combinación de la cámara Lomomatic 110 y el carrete Lomochrome Turquoise 110 ofrece una experiencia divertida y altamente creativa, ideal para quienes desean experimentar con lo inesperado en fotografía. Su portabilidad, ligereza y funciones como las dobles exposiciones la convierten en una excelente elección para los amantes de lo analógico. Sin embargo, su sistema de enfoque puede ser una barrera para quienes buscan más control.

En resumen, esta pequeña cámara es una invitación a dejarse llevar y disfrutar de forma fácil y rápida de la fotografía analógica. Si estás de acuerdo con que lo impredecible es parte de la experiencia, la Lomomatic 110 y el Lomochrome Turquoise te sorprenderán con resultados que parecen salidos de un sueño. Y al final, ¿no es eso lo que buscamos en la fotografía analógica?

Beatriz Tamarit Carabias

Me llamo Beatriz Tamarit Carabias, estudié Bellas Artes en la Escuela TAI y de unos años hasta ahora me he especializado en fotografía callejera analógica. En mi perfil encontrarás imágenes tomadas con distintos tipos de film y cámaras que elijo según el resultado que quiero.

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