Descansa en paz, Carlos Saura

El pasado 10 de febrero nos dejaba Carlos Saura, cineasta, fotógrafo y artista multidisciplinar, a sus 91 años a causa de una insuficiencia respiratoria.

A las puertas de recibir un Goya de honor y dejando su última película en cartelera, Las paredes hablan, el oscense nos deja un sin fin de películas, fotografías y libros que retratan la España de la guerra y la postguerra.

En una de las entrevistas que le hicieron a propósito de su exposición “España, años 50”, contaba que su primera fotografía la hizo con 9 años utilizando la cámara de su padre, retratando a la niña de la que estaba enamorado. “Una foto movida que le envié con una carta de amor”.

La primera cámara que le compraron fue una Kodak Retina, siendo la primera de muchas, pues acabó con una inmensa colección de cámaras fotográficas en su haber, entre ellas una Rolleiflex o una Leica M3.

Pese a haber querido ser bailarín de flamenco, motorista, ingeniero y periodista, a sus 19 años realizó su primera exposición individual en la sociedad fotográfica de Madrid, nombrándole fotógrafo oficial de los Festivales de Música y Danza de Granada y Santander. Esta sería la única vez en la que el artista se consideró fotógrafo profesional, sintiéndose durante el resto de su carrera un fotógrafo aficionado.

Finalmente encontró su vocación cuando ingresó en la Escuela de Cine, dejándonos películas como La caza, Tango, ¡Ay, Carmela!, Peppermint Frappe, Cría cuervos o Cuenca, documental que realizó a partir de fotografiar esta ciudad y que marcaría el inicio de su carrera como cineasta.

En cualquier caso, cine, fotografía y reflexiones sobre las mismas siempre fueron de la mano en toda su trayectoria profesional.

El buen fotógrafo es el que sabe si la fotografía es buena o mala en el momento de hacerla.

El mal fotógrafo es el que se sorprende.

Se habla de sus fotografías como una “fusión creativa con tintes documentales similar a la de otros compañeros de su generación como Leopoldo Pomés, Ramón Masats y otros miembros de la asociación AFAL.

Llega a los sitios y sin avisar hace una foto sin haberla preparado: es la más pura teoría de la fotografía documental, la que está más cerca de la veracidad.

Sus fotografías en blanco y negro se caracterizan por ser duras, con un alto contraste, que retratan la vida cotidiana de la España de la autarquía. Posteriormente se adentraría en el mundo de la fotografía a color, esta vez en digital porque según sus palabras, “el color no lo puedo revelar y me parece más difícil”.

Carlos también era una apasionado de la pintura, nombrando a Goya como uno de sus referentes.

Las meninas tienen el misterio de la fotografía. El pasado, el intento de estar y no estar.

De su faceta en color nos deja su serie Fotosaurios, fotografías en color y manipuladas posteriormente con pintura.

Sobre el pasado y la fotografía reflexionaba:

Desde el momento en que aprietas el obturador, lo que obtienes en la cámara es el pasado, lo cual es terrorífico. La fotografía no te permite borrarlo, por eso creo que hay que hacer pocas fotos y sólo las que te gusten.

Además de decenas de películas y cientos de fotografías, Calos Saura también dejó libros como El rastro, Flamenco, Fotografías pintadas de Carlos Saura, Saura x Saura y España, años 50.

Si bien popularmente Carlos Saura no es considerado uno de los grandes fotógrafos de nuestro país, creo que es un artista con un trabajo fotográfico que junto con sus reflexiones y contexto histórico, merece la pena conocer.

¿Conocías ya el trabajo como fotógrafo de Carlos Saura? ¡Cuéntanos!

Gloria Planells

Una aficionada curiosa que sabe poco de muchas cosas.

Gestionando la producción de Disparafilm.

https://www.instagram.com/glowing.art/
Anterior
Anterior

Kodak gold 100, consumir preferentemente antes de 2002

Siguiente
Siguiente

Gestión de Color