Reseña de ‘Looking out from within’, de Julia Fullerton-Batten

Llevo tiempo dando vueltas a cómo empezar este artículo y quizás lo más apropiado sería pedir disculpas por el retraso al publicarlo. Me explico, el libro en cuestión, “Looking out from within” de Julia Fullerton-Batten me llegó al ganar uno de los sorteos que se celebran en la comunidad de Disparafilm y me comprometí a escribir este artículo dando mi opinión sobre el mismo. Pues eso, disculpad por la tardanza. Ese retraso se debe en parte el ajetreo del día a día y, en parte y sobre todo, al hecho de que no sé si estoy a la altura para analizar este trabajo fotográfico o cualquier otro. Intentaré al menos dar mi opinión sobre el libro lo mejor posible. 

Las imágenes que componen este libro fueron tomadas por la fotógrafa durante la pandemia centrándose en retratar a sus vecinos en un barrio londinense durante las salidas diarias de una hora permitidas para hacer ejercicio. Según explica Julia, su objetivo era reflejar la soledad al sentirse prisioneros en sus propias casas, la alienación y la desconexión con el resto de la sociedad que experimentamos todos y cómo sus vecinos reflejaban en sus miradas mientras miraban a través de sus ventanas el anelo por la libertad perdida dándole un cierto aire pictórico que recuerda al estilo del pintor Edward Hopper.

Para llevar a cabo su proyecto, contactó con sus vecinos dejándoles cartas para explicarles sus intenciones y una vez tuvo su consentimiento, planificó y ejecutó los retratos con la ayuda de su hijos como asistentes.

El resultado se plasma en un libro con diseño panorámico, con una portada perforada en la que se puede ver a una de sus vecinas mirándote a través de esa portada/ventana con una mirada perdida y melancólica intensificada por el parecido con fotografías de Marilyn Monroe. Tras esta invitación a leer el libro, nos encontramos con una colección de retratos colocados individualmente en la página derecha para poder centrarse en cada uno de ellos y detenerse sin interferencias en la historia de cada personaje. La secuencia es temporal, y tenemos en la página opuesta los nombres de las personas y el día en que fueron tomadas contando desde el inicio del confinamiento.

De los treinta y cuatro retratos que contiene el libro, he seleccionado algunos de los que más me han llamado la atención por diferentes razones, pero sobre todo porque me dejan con el gusanillo de conocer más sobre la foto, sobre el mensaje que quiere transmitir o sobre las personas que aparecen.

Cuando llegué a esta imagen, al principio me pareció una escena bastante simple y pasé rápidamente a la siguiente. Una instantánea de un mujer enmarcada en la puerta trasera de su casa, sin colores estridentes, en un patio sencillo, como cualquier otro, con sus trapos tendidos y listo. En una siguiente revisión, algo más pausada, me empezaron a llamar la atención los colores de la escena, dominados por azules sobre fondo blanco, líneas que dirigen la mirada hacia la protagonista de la foto, con una sucesión de esos colores azulados y un toque amarillo que te hace detenerte en la persona con un vestido a juego con los trapos tendidos, enmarcada por el color rojo de las baldosas roto por unas sandalias también azules, acompañada de un perro, sola y como siempre mirando desde la protección de una ventana. En este caso, una puerta acristalada, pero con un exceso de protección, incluyendo un par de guantes de fregar (probablemente los guantes de látex ya se habían agotado en todas partes), una mascarilla pese a estar separada de la fotógrafa por una puerta y expresión de tristeza y melancolía tanto en la mujer como en su acompañante peludo. Esta foto tomada el día 24 desde el inicio del confinamiento pertenece a las primeras imágenes y me transmite una sensación todavía de normalidad aunque preocupación por lo que va a venir más adelante. Posiblemente me cause esta sensación porque la fotógrafa usa una iluminación más cercana a la luz natural que la que se usará en las imágenes más cercanas al final del libro.

En esta ocasión, la foto es una escena nocturna y me llama mucho la atención el uso de la iluminación del portal de la casa con ese tono anaranjado y el efecto del vaho del cristal de la ventana, difuminando la imagen como si fuera un cuadro en lugar de una fotografía, que además contrasta con la niña que se ve con mayor nitidez, en el exterior, sin protección y bañada por distintas luces artificiales.

A partir de esta imagen, la sensación de irrealidad se me hizo más evidente. La imagen directamente me recuerda a una aparición, a un fantasma atrapado en el edificio, encerrado para toda la eternidad en su edificio sin poder escapar. Esa luz verde y lo difuminada que aparece la persona debido a los reflejos y los tonos de color de las luces, me transmiten esa sensación de irrealidad, de pesadilla.

Y aquí, directamente, la autora me hace dudar de si estoy mirando una fotografía o un cuadro. La foto me recuerda a una pintura victoriana con unas mascarillas que en una pasada rápida me recuerdan a esos cuellos tan recargados, con una escena dominada por una paleta de color dominada por colores tierra en toda la escena.

Esta foto me encantó. Aquí vuelve a usar el difuminado de la ventana para dar esa atmósfera de irrealidad, junto con el uso de reflejos sobre la ventana, supongo que añadidos en postproducción. Los toques rojo y amarillo de las flores que aparecen en la base y el espacio vacío a la izquierda como pinceladas dan contraste a los azules y grises del fondo, y se contraponen a los colores pálidos de la piel de las mujeres y sus camisones. Para rematar. me encanta el uso de el espejo en el fondo para dar una sensación de tridimensionalidad a la escena.

Posiblemente, la foto que más me llamó la atención. El cierre del libro, una historia muy triste sobre un trabajador de circo que no puede actuar, que no tiene sustento, y que está encerrado en una pequeña prisión sin poder experimentar el subidón de actuar en público. No puedo evitar acordarme del típico payaso triste, que siempre me llamó la atención cuando era niño.

 

Como dije al principio, no soy un experto y menos en cuestiones de iluminación así que perdonadme si me equivoco y, por favor, corregidme en los comentarios. Mi impresión es que la autora utiliza una mezcla de luz ambiente, con la propia luz de las casas y luz artificial de manera que hay un contraste marcado entre el entorno y el fondo dentro de las habitaciones donde se enmarcan las personas fotografiadas. Las primeras fotos parecen casuales, con una mezcla menos contrastada de luces, unas hermanas miran a través de su habitación mientras una peina a la otra, una mujer observa desde su cocina su patio, dominado por un tendedero de ropa, otra mujer mayor aparece con guantes y mascarilla a través de una puerta acristalada junto a su perro,… Pero conforme el tiempo pasa, la mezcla de colores de la luz se contrasta más, se hace más artificial, el estilo y la preparación de la escena se vuelve más barroca, a veces parece un cuadro, a veces una escena de película de cine negro de los años 40 ó 50, hasta llegar a escenas que me evocan una desconexión con la realidad muy marcada, como si todo fuera parte de un sueño, un mal sueño en este caso.

Desde que empecé a leer fotolibros y a intentar mejorar un poco mi pobre cultura visual revisando trabajos de fotógrafos, me he centrado más en fotografía clásica en blanco y negro, documental. No sé manejar el color y quizás por eso lo tengo más abandonado, así que recibir este libro me ha dado la oportunidad de centrarme en un aspecto de la fotografía que normalmente no suelo tocar como es el retrato en color, muy pensado para transmitir un determinado mensaje pensado de antemano basandose en la planificación y escenificación, y el buen uso de un elemento adicional muy complejo que no suelo emplear como es el color. Además del mérito adicional de la autora al conseguir manejar todo esa complejidad en una situación complicada como fue la pandemia, con todas las limitaciones que implicaba el confinamiento se puede sacar un proyecto realmente interesante, con multitud de lecturas, de interpretaciones, basándose en algo en principio tan simple como fotografiar a tus vecinos mirando a través de sus ventanas.

Ahora cada vez que abro el libro y lo reviso, me transmite una sensación extraña. Como si lo que pasamos durante la pandemia no hubiese sido real, sólo una mala pesadilla que no cabe un nuestra rutina diaria actual.  

Si queréis investigar más a fondo este trabajo de Julia Fullerton-Batten o cualquiera de sus otros trabajos os recomiendo visitar su página web, que es una delicia: https://juliafullerton-batten.com/

Pedro Molina

Fotógrafo aficionado desde pequeño que se enganchó a la fotografía al ver a su padre retratando a la familia con su Yashica, que se preguntaba qué eran esas tiras oscuras colgadas del baño y que flipaba muy fuerte en cada pase de diapositivas que proyectaba.

https://www.instagram.com/pedromoljim/
Anterior
Anterior

Exposiciones fotográficas para aliviar el calor de julio

Siguiente
Siguiente

Sobre trípodes, cámaras y objetivos grandes