8M: Mujeres fotógrafas

8 de marzo de 2024, día de la mujer. De la mujer trabajadora y de la que está parada, la que no es del todo feliz, la que es madre y la que decide no serlo, la mujer migrante, la mujer poliamorosa, la mujer gorda y la mujer delgada, la anciana y la aún que tiene pocos años. La que mendiga, la que se prostituye, la que estudia, la bisexual, la que tiene una enfermedad mental, la que limpia lavabos o la que dirige una empresa…y también, como no, día de la mujer FOTÓGRAFA.

Día de reivindicación más que de celebración, desde Disparafilm queremos dar visibilidad a esas mujeres que más o menos profesionales, comparten su pasión por la fotografía.

Pilar G. Mariblanca (www.pgmariblanca.com)

Me encanta la incertidumbre de la espera, la sorpresa. Olvidar qué había en un carrete y reencontrarte con el pasado al verlo por primera vez.

Empecé con la fotografía analógica hace unos diez años, retomándola después de muchísimo tiempo desconectada del proceso aunque como todas las de mi generación, nos criamos con ella.

A día de hoy, de mis fotografías  elegiría uno de los retratos que hice a mí padre: creo que lejos de la mera estética, el valor de la fotografía sigue siendo perpetuar la existencia, dar vida a lo que ya no existe, consolar la ausencia.

Hay algo poético en la fotografía analógica y eso me atrapa. Me aporta inquietud, objetivos, desarrollo creativo y sobretodo una pausa y algo de respiración. Un empujón personal cuando una misma no es suficiente.

Mis referentes son fotógrafas como Vivían Maier, Cristina García Rodero, Nan Goldin, Isabel Muñoz o Sally Mann.

 La fotografía me aporta creatividad, imaginación, experimento.

Comencé con fotografía analógica el verano pasado: Me encanta el momento de pausa para encuadrar y decidir la foto según la luz y los elementos, pero también el descubrimiento, días después, del resultado. Me gusta que se intuya el patrón, las líneas, los colores. Hay una repetición, pero el hecho de que esté trepidada invita a imaginar qué son.

Amo el trabajo de Sabine Weiss o Vivian Maier.

Isabel Val (www.isabelval.com)

A día de hoy me cuesta identificarme con la etiqueta de “fotógrafa” porque mis proyectos avanzan en muchas direcciones, pero sí que es cierto que la fotografía fue mi primer contacto con la práctica artística y sigue estando muy presente tanto en mi vida íntima como creativa.

La nostalgia y la pérdida son temas principales que atraviesan la mayoría de mis proyectos, y la fotografía es uno de los mejores medios que he encontrado para documentar, preservar y reflexionar acerca de esa relación entre pasado y presente que siempre parece escaparse entre las manos. Para mi, esto es tan cierto cuando pongo la mirada hacia fuera (por ejemplo, cuando he intentado comprender una ciudad que está mudando la piel) o hacia adentro, documentando y archivando con palabras e imágenes cada uno de mis días en la tierra.

En general, disfruto mucho más con la fotografía analógica, la baja tecnología y, en general, con las infinitas posibilidades experimentales de la película. Ahora que llevo algún tiempo investigando acerca de las aguas internas y externas, me gusta imaginar el soporte fotográfico como una especie de membrana que, igual que la piel humana, bloquea y absorbe de manera selectiva, sin necesidad de que aquello que capture sea igual (o ni tan sólo parecido) a aquello que yo veo.

Me llamo Andrea y nací en el centro de argentina en 1989 y  llegué a Asturias con mi familia en 2001. Trabajo como técnico en farmacia y TCAE en una residencia para mayores sin recursos y tengo un perro llamado Cooper que es el amor de mi vida.

Cuando empecé en esto de la fotografía analógica?

Creo que mi obsesión por capturar momentos viene de los escasos recuerdos que tengo de mi infancia y antes de llegar a Asturias. Mi padre me regaló mi primera cámara en el 2006  (una Nikon EM) y me dio permiso para estudiar el FP de laboratorio de imagen y en el cuarto oscuro surgió el amor.

Mi parte favorita del proceso analógico es sin duda el click, la sensación de que estoy capturando un recuerdo y no solo para mi, sino para quien vea esas fotos dentro de muchos años.

Si tuviera que elegir entre las fotografías de mi archivo elegiría, por una parte, las que hice en una librería en Roma, para las cuales tuve que pedir permiso en otro idioma e iba sola.

Abajo, muestro las que hice paseando por Udawalawa en mitad de la nada: vi ropa tendida y me encontré a la señora sentada en la puerta de su casa.

En mis viajes siempre me gusta comprar fotos antiguas por lo que me gustaría recomendaros el trabajo de Lee Shulman quien recopila en libros el trabajo de muchos aficionados como nosotros preservando esta memoria colectiva y dando una segunda vida a las personas a menudo olvidadas en momentos atemporales. También a @shotandforgot en tiktok quien va un paso más allá y analiza las fotos e incluso da con las personas que salen en ellas. 

Digamos que aunque siempre me llamó la atención la fotografía, terminé topándome con ella de golpe cuando más la necesitaba. Atrapada en rutinas más racionales, descubrí gracias a ella una vía de escape que me permitía materializar y expresar algo propio, mio, pero que a su vez podía formar parte de cualquier otra persona o espacio.

Así concibo la fotografía, como una extensión de mi misma, a través de la cual puedo observar y ser observada y con la que mi mente juega a escribir, entender, inventar y exponer.

Desde que hace ya años, cuando mi compañero me regalo mi primera camára de 35mm y me introdujo en el mundo analógico, mi vida se ha visto rodeada de negativos y de químicos, y mi tiempo lo mide un antiguo reloj de laboratorio bajo una luz roja.

Me gusta experimentar y retratar con diferentes carretes, en blanco y negro y color, nuevos o caducados, y disparo con diversas cámaras y formatos.

Creo que lo más bonito de la fotografía analógica es ver como una imagen va transformándose de un proceso a otro. Observar como puede materializarse de una forma u otra delante de mi, sobre todo al positivar y reconocer en las formas y expresiones, parte de lo que viste aquella primera vez cuando capturaste la foto.

Nací en Brasil y creo que soy todo lo que me hace sentir. Además de lo que hago, soy una persona curiosa con la vida, me gusta investigar lo profundo.

A finales de 2019 me inicié con la fotografía analógica y lo que más me gusta es la espera y la sorpresa. El mundo digital y apresurado está haciendo que la gente no esté acostumbrada a la paciencia. Me gusta pensar que el tiempo de la fotografía analógica es el tiempo que el mundo necesita actualmente.

De todas mis fotografías elegiría la que le hice a una fotógrafa a la que admiro mucho y que fue una de mis primeras fotografías en película. Además de gustarme estéticamente a la foto, representa el tipo de sentimiento que quiero transmitir con mi trabajo.

La fotografía me ofrece otra forma de ver el mundo y de relacionarme con las personas y conmigo misma. En 10 años que llevo fotografiando siento que con el tiempo mi mirada está más conectada con lo que creo. Yo sé que la fotografía tiene un poder enorme en términos históricos y documentales, pero también es muy importante cuando se trata de mundos íntimos y privados y mi deseo es seguir observando la vida con la misma curiosidad de una niña que ve el mundo por primera vez.

Como referentes puedo citar a  Vivian Maier, Francesca Woodman, Clara Araújo, Ana Harff, Irmina Walczak, Delfina Carmona, Amy Woodward, Fotografas Latinoamericanas (colectivo).

La fotografía es el mejor remedio para reposar. A través de ella mi visión del mundo es mucho más curiosa y golosa. Espero seguir siendo una alumna de su paciencia.

Empezé con la fotografía analógica en 2022 y lo que más me gusta es su misterio y poder desarrollar la capacidad de captar una consonancia a ciegas. De mi archivo escogería una de mis flores: Sobreviví la peor etapa de mi vida, y con esta fotografía pude corroborar que había hecho las paces con la creatividad. Mi mayor referente es .Julia Margaret Cameron.

Empecé fotografiando en el año 2012, en la universidad con una asignatura complementaria de fotografía analógica.

Lo que más amo de la fotografía analógica es justamente fotografiar, decidir presionar el botón y "capturar" lo que se encuentra frente a mis ojos. Junto con ese momento, también cuando rebobino el carrete. Digo ambos porque es antes que se puedan "ver" las fotografías, y más bien, es una interacción con la cámara pero también con el entorno.

Si tuviera que elegir una fotografía en este momento elegiría esta, de mi último viaje a Chile. Es un recoveco a los pies de la Inmaculada Concepción del Cerro San Cristóbal, donde las personas dejan sus ofrendas con objetos, flores, queman velas o dejan fotografías esperando un milagro de la virgen. La he elegido porque muchas veces cuando nos encontramos perdidos buscamos de alguna manera encontrar una solución y mantener la esperanza viva, funcione o no.

La fotografía curiosamente me aporta tranquilidad durante el proceso de fotografiar y un poco de ansiedad la espera de las fotografías, ya que nunca sabes qué accidentes pueden suceder que desconozcas que hayan sucedido y no te enteras hasta que tienes el escáner del negativo y recién en dicho momento ver si ha ocurrido algo y casi como tarea de detective ver qué ha sucedido (un problema con la cámara, al cargar en carrete o algo del mismo carrete). Si por mi fuera, estaría todo el día con la cámara colgada haciendo fotografías, pero lamentablemente la vivo por etapas, hay momentos en los que tengo el tiempo y la cabeza a disposición y otros momentos en que han de juntar algo de polvo. No obstante, el tiempo, tanto como el proceso de fotografiar en analógico, juega un papel importante, tomar pausa y distancia de lo fotografiado. He aprendido a ser paciente y realmente no esperar nada de mis fotografías, más bien verlas con el respeto que merecen. Quizás hoy no usé mis fotografías, pero tal vez en dos años más quiera hacer algo con ellas, no lo sé, evito presionarme para que lo que salga de esas fotos sea algo honesto y con lo que me sienta alineada. La fotografía analógica me ayuda a trabajar con la memoria, los recuerdos y la reinterpretación de los mismos.

Como referente, demás de la reconocidísima Paz Errázuriz, fotógrafa chilena que ha documentado la cruda realidad del país en dictadura, me gustaría citar también a Zaida González, fotógrafa también chilena que transgrede el canon de la belleza impuesto así como también las disidencias, la pérdida de la memoria, la identidad, la destrucción de éstas y su reconstrucción.

Mi mundo ha girado siempre en torno a la imagen y el movimiento, rodeándome de danza desde los dos años de edad y con una cámara colgada al cuello desde los 4. Tras graduarme en Comunicación Audiovisual y Periodismo, en 2015, creo y dirijo DansPXL, productora audiovisual y fotográfica especializada en danza y artes escénicas focalizándonos en la creación de cortos de danza y especialmente en explicar historias de memoria y mujeres. Además, mi gran pasión es la fotografía de danza y soy tremendamente feliz cuando la llevo al terreno analógico.

Escogería esta foto porqué define lo que soy, fotografía y danza, y pese a que durante muchos años un entorno negativo me dijo que jamás conseguiría unir mis pasiones, lo he logrado.

Cuando de pequeña hacía fotos, lo hacía en analógico con una Pentax point&shoot que me regalaron mis padres. En 2010 me reenganché con una Diana F+ y una Polaroid JobPro2 y volví a tomármelo super en serio desde hace un año.

Escoger el carrete adecuado para cada ocasión se ha convertido para mi en una especie de ritual muy mágico. Es como que el carrete condicionará el resultado y pienso el movimiento, el vestuario e incluso a la bailarina en base al carrete.

La fotografía me aporta felicidad. La vivo muy intensamente y espero de ella que me ayude a convertir lo efímero de la danza en algo que sea eterno.

Admiro a Mandy Izquierdo por como de forma autodidacta hace composiciones increïbles a través de los colores. Y mi referente en fotografía de danza siempre ha sido Carlos Quezada.

Raquel Cantero Alfaro (www.mundokela.com)

Soy ingeniera electrónica loca de la fotografía instantánea y analógica, mamá de un niño de 5 años que me trae loca y enamorada de la naturaleza. Empecé en fotografía sobre el 1997 con una canon EOS 500N que me trajeron los Reyes magos y a partir de ese momento comencé a participar en algunos cursillos de fotografía; aun así ya llevaba mucho tiempo haciendo fotos con las cámaras familiares de disco Kodak o la Agfamatic 2000.

Lo que más me gusta de la fotografía es desde pensar qué quiero fotografiar y buscar la cámara que creo que me irá mejor para eso hasta ponerle el carrete y pasar el tiempo intentando hacer la foto que tenía pensada. Una de las cosas que más me gusta es buscar cámaras en los mercadillos de segunda mano y probarlas con carretes blanco y negro para ver si funcionan. También un poco el dejarme llevar y capturar mi alrededor como una manera de congelar el tiempo.

La fotografía que muestro me encanta, porque la hice con una Holga de plasticote en la que no confiaba mucho y me dio una alegría cuando recibí el revelado.

La vida son imágenes que generan recuerdos y los recuerdos o la mayoría de ellos, con el paso de los años se difuminan en nuestra mente o cambian. Las fotos me ayudan a completar esos detalles de mi memoria. Familia, amigos, seres queridos, naturaleza, lugares visitados o perdidos. La fotografía la percibo como una necesidad de capturar esos recuerdos para no perder esa parte de mi memoria.

Un fotógrafo referente es Eve Arnold gracias a sus fotografías de Marilyn Monroe.

Para mi la fotografía es como una forma de expresión, todo lo que sueño, lo que anhelo, lo que siento, mi forma de ver el mundo en imágenes congeladas. La fotografía es parte de mi vida, no pretendo vivir de ella, sino con ella, seguir creciendo de forma personal y seguir creciendo a nivel fotográfico, ambos de la mano. Una de mis referentes fotográficas sin duda Vivian Maier, me encanta su forma de ver el mundo a través del objetivo.

La fotografía analógica empezó a interesarme en pandemia, hasta entonces, solo trabajaba la fotografía digital y fue en ese parón cuando empecé a investigar, tras salir a la calle recopilando material de laboratorio y experimentando. Primero fueron cajas oscuras que fabricaba de manera casera, luego llegó mi primera cámara analógica, una ZENIT 12XP, tras la ZENIT una YASHICA y asi... A día de hoy siempre que puedo ando en mi pequeño laboratorio entre químicos, luces y sombras. Mi parte favorita del proceso analógico probablemente sea el momento en el que la fotografía empieza a parecer sobre el papel fotográfico, ese justo momento en el que empiezas a ver la creación, creo que es momento más alucinante de todos.

Aquí os dejo algo de lo que hago, creo que en ellas se puede ver, en una, el camino que a veces hacemos solos, y en la otra, la ternura de un abuelo con su nieta de la mano, esa mano que tanta sabiduría y protección nos dio un día.

En esta foto, al principio parece un paisaje en vertical sin más misterio, pero si le prestas atención verás unas manos en el centro que creo que le aportan una segunda lectura. Estaba con una amiga en una calita y, para variar, yo estaba haciendo fotos. Quise probar algo con las manos, pero que solo se vieran las manos. Estábamos tan cerca y se veía tanto que la toma no me gustaba. Al final le pedí que se alejase mucho. Probamos diferentes posturas hasta que me gustó esta e hice la foto.

Empecé con la fotografía en 2016 aproximadamente, cuando tenía 20 años. Llevaba haciendo fotos digitales desde los 12 y siempre había querido adentrarme en la fotografía antigua, pero no tenía una cámara a mi alcance. En mi casa no se hacían fotos y tampoco tenía mucho dinero para comprarme una. Al final un amigo me dejó la de su padre y ahí pude empezar. Mi parte favorita de la fotografía: Creo que todo jajaj Disfruto mucho del tiempo de espera para ver los resultados. Cuando revelas un carrete que hacía tiempo que habías disparado y hay fotos que ya ni recordabas. También me gusta mucho revelar y ampliar. Ser responsable de todo el proceso y aprender cada día un poco más.

Esta primera foto también es una de mis favoritas, no sabría decirte por qué. Fue una tarde de verano que para poder aguantar el calor infernal, acabamos en un charco rodeado de árboles. La forma de relacionarme con el mundo, de entenderlo, de guardarlo, de reflexionarlo. No concibo mi vida sin ella. Creo que no suelo esperar nada de ella. Bueno, obtener resultados que me gusten y me encantaría dedicarme plenamente a ello, pero todavía no sé hacerla mi profesión ya que para mí es muy personal.

Para la segunda no quiero añadir nada más. Que hable ella sola.

Me gusta mucho Chema Madoz, un clásico. También Lin Yung Cheng y Silvia Grav. Admiro el concepto y la estética de las fotografías de los 3. Quizás el color de Lin sea lo que menos me atraiga de su trabajo, pero las ideas, interpretación (que yo hago de sus obras) y la composición me tienen maravillada.

Lucila Bodelón (bodelon.info)

Llevo fotografiando desde el año 1993 y lo que más me gusta es sin duda el laboratorio. Por un lado, por la hermosa evasión que me produce y por hacerme sentir cerca de cierta magia que allí sucede. Y por otro lado, porque es el momento donde puedo pensar en la imagen, en lo que quiero hacer y expresar. Es un muy buen sitio para reflexionar.

Esta toma está hecha ya hace varios años pero que no presté atención en su momento por no pertenecer a ningún proyecto o serie. Ahora adquiere un nuevo significado, me gustan los destellos de luz extraños que se produjeron debido a una aberración óptica, seguramente . Se titula "Un salvaje misterio me protege" y se relaciona con mis últimos tiempos y mi relación especial con la naturaleza en general y con los árboles en particular. La fotografía me aportó, en un comienzo, la posibilidad de mirar diferente el mundo y de participar en él. Actualmente, junto con la escritura, funciona como un medio para explorar mi propio ser, interpelándome y desvelando aspectos que ayudan a dar sentido al caos que nos rodea. Es mi diálogo con la vida. Me gusta regresar a mis primeros referentes y ver cómo el tiempo confirma o no que siguen siéndolo para mí (no todxs envejecieron bien) Sarah Moon con su estilo tan personal y –en aquel momento– innovador logró destacarse en un ámbito donde sus fotos tradicionalmente no encajaban. Me gusta eso, me inspira su constancia y su convicción. Y su mirada onírica y fantástica me atrae más ahora que antes.

Triana (www.anaalcubo.com)

Me fascina la lentitud de los tiempos que impone el proceso analógico, vivo enganchada a su ritmo tranquilo, me transporta a otras épocas menos atropelladas y me hace valorar y vivir mejor el momento. Esto por decir algo, porque la verdad es que me encanta todo del analógico. Como se va acercando...

En estos momentos estoy afincada en Madrid hasta que pueda huir al campo. Con 13 años me mandaron a vivir fuera de España y aunque la cámara digital me acompañaba donde quiera que fuera, decidí comprarme una cámara desechable para retratar los momentos más selectos. Esas sensaciones se quedaron dentro de mí hasta que hace 7 años, preparando una gran aventura, llegó a mis manos una Yashica.... ya no había vuelta atrás.

He hecho esta breve selección de fotografías de un proyecto en el que estoy trabajando, con bastante calma, sobre la semana santa de mi pueblo. Me encanta todo el berenjenal que se monta alrededor de esta fiesta, los colores de los trajes, las formas que se superponen, el rastro que la gente deja a su paso… como es el caso de las fotos que os comparto.

Tengo muchos referentes, pero siendo el día que es hoy, la primera que me viene a la cabeza es Vivian Maier. Me siento muy identificada con su manera de entender la fotografía, casi como un impulso vital. Su constante necesidad de relacionarse con el mundo a través de la fotografía y a la vez de vivir esa relación en absoluta intimidad, desde el anonimato… me inspira a la par que me intriga. ¿No sentía la necesidad de compartirlo con nadie? ¿Fue una decisión personal o una víctima de su tiempo? ¿Hubiera sido diferente de tratarse de un hombre?...


¡¡Increíbles mujeres e increíbles fotografías!! Os invitamos a todes a pasar por sus redes sociales y seguir conociéndolas.

Muchas gracias a todas por compartir vuestro trabajo e ilusión por la fotografía analógica.

¡Larga vida al rollo, coño!

Disparafilm Blog

Desde 2020 divulgando fotografía analógica entre la comunidad hispanoamericana.

https://www.disparafilm.com
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