Encore De Luxe Camera, visitando el pasado
Hay días curiosos en el laboratorio. Formo parte del Colectivo Contado Pierde y cuando aparece algún trabajo más raro, colaboro ayudando en la parte de servicio para no afectar a los plazos dados al resto de clientes con algún trabajo que requiere una dedicación poco habitual. Hace unos días, nos preguntaron si podíamos revelar una película antigua. No es la primera vez que pasa. Nos gusta mucho descubrir y recuperar en uso cosas del pasado y además nos permite aprender mucho sobre dónde estamos fotográficamente, así que no descartamos nunca esa posibilidad, al menos sin verlo. Sabemos que no podemos garantizar los resultados que saldrán, pero nos gusta ampliar información caso a caso.
Esta vez era muy diferente. Nos muestran una cámara, aparentemente de cartón, comprada en un mercadillo por unos pocos euros. Una “Encore Deluxe Camera”. No parece verse ninguna forma de apertura. Así que preguntamos a su dueño y miramos un poco en internet y catálogos.
La Encore Deluxe Camera fue comercializada por la Encore Camera Company en los años 40 y 50. Diseñada como desechable, es una cámara de cajón, precargada con película de blanco y negro, construida de cartón y forrada de papel. Este papel que la cubre intenta lucir como piel, en color negro, para darle un toque elegante. Aunque la que nosotros tenemos entre manos está bastante dañada e incluso le faltan algunos trozos y tiene pinta de haberse mojado y secado varias veces. Tanto en su parte delantera como trasera tiene un par de marcos escamoteables que se esconden en la caja y sirven de visores “deportivos” para, aproximadamente, encuadrar la escena.
Disponía de un hueco, hecho con los pliegues del papel, donde una vez disparada, se metía un billete de dólar, se le ponía un sello y se enviaba vía postal a la dirección que indicaba en su parte inferior. El laboratorio se encargaba de su revelado y de remitir las doce copias en papel a vuelta de correo.
Toda una sorpresa saber que nos enfrentamos a una de las primeras desechables, y que muy probablemente tiene más de 70 años.
La palanca de avance parece girar libre, sin oposición alguna, por lo que pensamos que habrá sido disparada y nunca se reveló. Así que su dueño opta porque la abramos y lo revelemos.
Así lo hacemos, aunque para estas cosas tan poco habituales nos gusta hacer partícipe a quién nos las trae. Le invitamos a participar en la extracción del carrete, nosotros los guiaremos (literalmente, porque parte del proceso es en oscuridad completa), pero será él mismo quien le meta el cúter y proceda a abrirla. Inmediatamente se apunta a ello y procede con la “cirugía”.
Con la cámara abierta, algo no está como debería. Al tacto nos la pasa y vemos el carrete está aún en la parte inferior. No se enganchó bien en la fabricación y nunca se disparó. Tras una pequeña decepción, confirmamos al tacto que parece ser de formato 127 y hemos tenido la precaución de buscar una bobina de este formato.
La trasladamos al nuevo eje y ya podemos encender la luz. No está muy identificada, pero podemos ver que es Plenachrome. Seguimos tirando del hilo: Ansco Plenachrome (circa 1949). Blanco y negro. ISO, desconocida. En algunos sitios dice que ortocromática. Es todo lo que sabemos.
El dueño pregunta por la posibilidad de dispararla y si lo podemos revelar. Así que la partida sigue. Aunque le citamos para el día siguiente, necesitaremos un segundo eje y una cámara de ese formato.
Cuando vuelve, le bobinamos de nuevo el carrete (ya que estaba el final en el extremo contario, como si lo fuéramos a revelar), le prestamos una Yashica 44 , le ayudamos a cargarla y le explicamos cómo se dispara habitualmente una película caducada. Pero ¿60 o 70 años? Incluso ISO original indeterminado. Mal conservada ¿Cuánto sobre exponer? Es una lotería, seguramente no salga nada, pero si él quiere, que lo intente. Y da gusto encontrar a gente curiosa, que aún sabiendo que lo normal es no obtener ni una imagen, no duda en aceptar el reto. Y nosotros, por supuesto, queremos ver qué pasa.
Unos días más tarde, vuelve con la cámara. Ha disparado el rollo, básicamente con la cámara apoyada, mejor o peor y todo en velocidades lentas o en B. Medido con el app de móvil, como si fuera 5 de ISO.
Nos toca a nosotros mover ficha. Optamos por un revelado desatendido de una hora, en Rodinal 1:100, con agua inicialmente a 22ºC. Previamente le daremos un baño de atemperado de 3 minutos con agua a 24ºC. Este tipo de revelado, en el que solo se agita el primer minuto y luego una ÚNICA VEZ a la media hora, es un revelado compensador que aunque chafe el contraste te garantiza obtener imágenes de un carrete del que no tienes ninguna información más específica.
Y ¡voilà! Tras un fijado normal y lavado y humectante, abrimos la espiral y ¡tenemos imágenes! De bantante mala calidad dados los daños del tiempo y humedad en la emulsión, con muchas manchas y la parte del soporte tiene ronchones pegados del papel que le tocaba, que con cuidado al estar mojado poco a poco va saliendo. Los laterales están bastante afectados, por efectos del óxido (los ejes de la cámara y su pequeño armazón estaban afectados igualmente). Pero para la edad que tiene, es todo un éxito y el resultado es bastante comparable a algunos “film soups” actuales. En esta fotografía experimental, si no buscas la perfección técnica, es resultado es muchísimo mejor de lo esperado y nos lo hemos pasado genial en todas las etapas del camino recorrido hasta ver el resultado del revelado.
Te mostramos algunas de las imágenes resultantes en la galeria al pie. El resto quedan para disfrute de su autor.
¿Cuántas veces tienes la oportunidad de disparar un carrete que tiene más de 60 años?