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Exposición ‘Edward Quinn: Picasso y los años dorados de la Costa Azul’


Ciudad: Málaga

Provincia: Málaga

País: España

Horario: De martes a domingo de 10 a 14 h y de 15 a 19 h.

Lugar: Puerta 9 / Centro Cultural La Malagueta (Paseo Reding 8,  29016 Málaga)

Web: Centro Cultural La Malagueta

Instagram: Centro Cultural La Malagueta

Email: infolamalagueta@malaga.es

Teléfono: 952 069 670

‘Edward Quinn: Picasso y los años dorados de la Costa Azul’ se suma a la celebración del Año Picasso 2023 con la primera exposición retrospectiva en España de Edward Quinn, fotógrafo que tuvo la oportunidad de retratar la vida privada e íntima del pintor. 

Sesiones de trabajo en su estudio, en sus casas, con sus hijos o en los toros son algunos de los momentos de la vida de Picasso que reúne el legado fotográfico de Quinn. En la muestra también aparecen instantáneas de amigos, artistas, escritores y estrellas de cine que detallan la revolución cultural y social acontecidas en las dos décadas que convirtieron la Costa Azul en un destino dorado. 

El recorrido narrativo lo integran cuatro secciones, entre las que pueden encontrarse fotografías originales de la época. La sección principal está centrada exclusivamente en Picasso con el título ‘En público y en privado: la alegría de vivir’. Las  tres secciones temáticas complementarias, cine, arte y jet-set, sirven de contexto para retratar la época en la que el mediterráneo francés se convirtió en el refugio de artistas, aristócratas y millonarios tras la Segunda Guerra Mundial. 

Comisariada por Cristina Carrillo de Albornoz y producida por los archivos de Edward Quinn en Suiza, reúne 142 obras, seleccionadas de un fondo de más de 40.000 fotografías. La sección principal de la exposición está centrada exclusivamente en Picasso, mientras que las tres secciones adicionales documentan el cine, el arte y la jet-set de los ‘Golden fifties’ de la riviera francesa.

Edward Quinn es conocido por ser uno de los pocos fotógrafos que tuvo acceso íntimo a Pablo Picasso durante las dos últimas décadas de su vida y por ser el primero al que permitió retratarlo durante sus sesiones de trabajo. El primer encuentro entre ambos se produjo en el año 1951 en el sur de Francia, en Vallauris, tras la inauguración de una exposición de Picasso, donde Quinn le tomó unas instantáneas junto a sus hijos, Claude y Paloma. Este acontecimiento fue el preludio de la entrada del fotógrafo en su vida ya que, a partir de entonces, pudo inmortalizarlo en todo momento durante una relación que duró más de dos décadas, hasta el fallecimiento del artista malagueño en 1973.

La comisaria de la exposición destaca la importancia de la relación con Picasso en la obra de Quinn con estas palabras: “Sus fotografías de Picasso traducen maravillosamente la pasión extrema del pintor, su genialidad trabajando y la magnética exuberancia con que vivía en su intimidad. En última instancia, conocer a Picasso fue el acontecimiento crucial que influyó en su fotografía”.

La mayoría de los retratos fueron espontáneos e improvisados, en equilibrio con la forma de trabajar de Quinn, sin apenas preparativos técnicos, algo que le agradaba a Picasso. El fotógrafo nunca empleó el trípode y se negó a iluminar artificialmente las habitaciones o a obligar a Picasso a posar, lo que aporta un contenido documental poco convencional.

Justamente esta forma discreta, paciente y elegante de trabajar fue la que fascinó a Picasso. Como escribía el propio Quinn: “No existe nada predispuesto en mis sesiones de fotografías. Las fotos realizadas reflejan situaciones que surgen sobre la marcha (…) Puedo hacer lo que quiero, siempre y cuando no interfiera en el trabajo de Picasso. Después de todo, la vida de Pablo está absorbida en su pasión: trabajar. Incluso cuando él no pinta, sigue inmerso en su arte, sin excepción, siempre preocupado de no dejar escapar ningún detalle para poder trasladarlo a su lienzo”.

Edward Quinn

Edward Quinn, o "Ted" como lo llamaba su familia, nació en 1920 en Irlanda. A partir de la década de 1950, vivió y trabajó como fotógrafo en la Costa Azul, que fue un patio de recreo para celebridades del mundo del espectáculo, el arte y los negocios durante los ‘Golden Fifties’. Los ricos y famosos llegaron a la riviera francesa para relajarse, y Quinn estaba en el lugar correcto en el momento adecuado, logrando capturar imágenes espontáneas que documentan el encanto, la sofisticación y la elegancia de una época legendaria. En 1951, Edward Quinn conoció y fotografió a Pablo Picasso por primera vez. Su amistad duró hasta la muerte de Picasso en 1973. Este encuentro con Picasso tuvo una gran influencia en Quinn, tanto personalmente como en lo que respecta a su trabajo posterior. Quinn es autor de varios libros y películas sobre el pintor. A partir de la década de 1960, Quinn concentró sus actividades profesionales en artistas, fotografiando figuras como Max Ernst, Alexander Calder, Francis Bacon, Salvador Dalí, Graham Sutherland y David Hockney. A finales de la década de 1980, entabló una estrecha relación, similar a su amistad con Picasso, con Georg Baselitz. Desde 1992 hasta su muerte en 1997, Edward Quinn vivió en Altendorf, cerca de Zurich, con su esposa suiza Gret, que falleció en 2011.


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