El chico de las fotos en la calle
El que se dedica a dejarlas enmarcadas en el mismo sitio donde las tomó, para que un desconocido la sepa valorar y se la lleve.
Podríamos decir que todo esto empezó de una forma bastante “tonta”. Me daba muchísima rabia poner tanto amor a mis fotografías analógicas y que después no tuvieran el impacto que yo esperaba en redes sociales. Y, al igual que yo, miles de fotógrafos y fotógrafas sufren esta frustración virtual. Acabamos teniendo la sensación de que nuestro talento fotográfico se mide en los seguidores que tenemos; aquellos jueces invisibles e inmisericordes.
Fue entonces cuando me di cuenta de que el público que yo quería tener para mis fotos no se encontraba en redes sociales, sino en el lugar del cual todos venimos, LA CALLE. Ahí es donde todo sucede, donde mis fotos ven el mundo por primera vez y lo más importante para mí: la calle es donde soy feliz con mi cámara.
¿Cómo actuaría la gente en la calle delante de uno de mis marcos?
Tenía que saberlo, es por eso que empecé a enmarcar mis mejores fotos y a dejarlas en la calle, siempre en el mismo lugar donde las tomé. Alguien se acerca, mira el marco con incertidumbre y miles de preguntas inundan su mente. ¿De quién será? ¿Se le ha olvidado a alguien? ¿Quién no lo querría? Lo primero que hace todo el mundo al recoger el marco es mirar a su alrededor, quizás por la duda de si hay alguien observándolos. Así es. Pero jamás les digo nada, me gusta ser un fantasma y que exista un vínculo artístico (y no verbal) entre un completo extraño y yo. Lo que después haga esa persona con mi foto, no es cosa mía. Yo he puesto mi obra en la calle a disposición de cualquiera y mi satisfacción personal queda completa cuando alguien se fija, lee el dorso del marco y se lo lleva.
La eterna pregunta: “¿Tú no ganas nada con esto?“
Tal y como está nuestra sociedad hoy en día, hay una eterna pregunta que recibo día sí y día también: “Pero entonces… ¿tú no ganas nada?” Quizás tu también te lo has preguntado mientras leías hasta este punto. Me resulta muy fácil y a la vez muy triste, estar siempre defendiendo que se pueden hacer cosas sin esperar nada a cambio. Parece que el altruismo sea un concepto prehistórico y para mí está a la orden del día. No nos engañemos, el dinero es necesario para vivir, pero necesario e imprescindible no son la misma palabra. “Y todo esto, gratis?”. Sí, gratis. Porque me gusta hacer feliz a la gente con un pequeño gesto y la vida me está poniendo delante a gente que valora lo que hago. Así de fácil.
Si caminas por el centro de Barcelona, especialmente por aquel laberinto al que llaman Barrio Gótico, encontrarás muestras de arte urbano en cada paso que des. En paredes, postes de electricidad e incluso en el suelo. Detrás de todas y cada una de esas muestras de arte hay una persona que se ha dedicado exclusivamente a que seas capaz de ver su obra y saques tu propia reflexión, sin esperar nada a cambio. Porque creo que en eso consiste el arte, yo te doy mi punto de vista para que tú me des el tuyo, los juntemos y que todos los pensamientos individuales construyan una visión global y conforme sobre lo que nos rodea. Todo eso es y será gratis.
Mi intención con este proyecto es concienciar a la sociedad que me rodea sobre la belleza de lo tangible, de forma desinteresada. Dar la opción de ver la fotografía fuera de una pantalla, un papel o una sala de exposiciones.
La mayor sala de exposiciones se llama CALLE y la pisamos cada día sin darnos cuenta.
Soy Arroni y este es mi arte.
NOS VEMOS EN LAS CALLES.