Buscando historias: ‘Una foto, por favor’
Hacer una buena foto, con ese objetivo en la cabeza, salía de casa cada tarde Herminio, armado con la vieja cámara de carrete que heredó de su padre.
Herminio, joven gaditano que lo da todo cada día en la empresa de catering en la que trabaja, dedica las tardes a su gran pasión, la fotografía con cámaras antiguas y pasea por su ciudad, atento a cualquier estímulo visual que encaje en su idea fotográfica.
Tiene cierta querencia a fotografiar en la playa, por lo que los paseos por La Caleta, desde el Baluarte de San Pablo hasta el Castillo de San Sebastián, son el caladero habitual donde hecha sus “redes”, especialmente en el puente Canal, donde los jóvenes saltan al agua desafiando la altura, luciendo sus habilidades voladoras delante de las chicas, que ríen mirando descaradas mientras graban videos en Tik Tok.
¿Puedo hacerle una foto?, es la pregunta recurrente que, con una gran sonrisa, hace Herminio a sus ocasionales modelos, de los que habitualmente recibe una respuesta positiva, acompañada de otra gran sonrisa, que para nada desmerece a la que Herminio les regala.
Grupos de vecinas jugando al bingo en la playa, vestidas con bikini o bañador, cuyas carnes ya cansadas, se caen a menudo por los dos lados de las sillas.
Cuarentones que practican gimnasia y que ante la presencia de la cámara fotográfica, meten tripa y aguantan la respiración, mientras Herminio enfoca y dispara, coincidiendo el gracias del fotógrafo con un crecimiento casi explosivo de la tripa del fotografiado.
Y en esto estaba ocupado Herminio, cuando una voz femenina, limpia pero claramente cansada, le pregunto por la espalda, ¿puede ayudarme?
Herminio, algo sorprendido, giró de inmediato y miró a la persona que le interpelaba, comprobó que se trataba de una mujer de unos 50 años, cuya sonrisa sustituía claramente a la frase por favor y que empujaba una silla de ruedas, en la que permanecía sentado con aspecto casi inerte, el padre de ella.
- ¡Claro, dígame qué necesita!, contestó. Herminio es una persona servicial, que disfruta ayudando a los demás, tanto como haciendo fotos..
- Me gustaría que le hiciera una foto a mi padre, ¿sabe? Él fue fotógrafo, pero el Alzheimer le privó hace tiempo de su gran pasión, que era retratar a la gente y como siempre estaba detrás de la cámara, no tengo ninguna foto suya.
La respuesta de Herminio fue claramente afirmativa y se dispuso a retratar al anciano, que permanecía sentado, con los ojos cerrados y la cabeza ligeramente inclinada a la izquierda.
Los ojos de Herminio se llenaron de ternura ante aquel hombre y la emoción que sentía, humedeció tanto sus ojos, que enfocar la cámara resultaba prácticamente imposible.
Aún así, apunto al hombre con su cámara, mientras este permanecía ajeno a todo lo que sucedía a su alrededor.
Herminio, para darle un poco de protagonismo al anciano, se dirigió a él con el clásico “sonría, por favor” mientras disparaba un par de fotos.
En aquel momento, el anciano esbozo una ligerísima sonrisa, inapreciable para todos, excepto para la película fotográfica con la que estaba cargada la cámara.
Una vez realizada la tarea, Herminio preguntó a la mujer:
- ¿Dónde quiere que le mande la foto?
La mujer, sonriente y agradecida, le contestó:
- No hace falta que me la mande, guárdela en un cajón, junto a otras fotos, yo sabré que esta allí, ese será el cielo de mi padre, rodeado de fotos, donde siempre quiso estar.
Herminio asintió con la cabeza sin decir nada, la mujer se alejó empujando la silla por el Paseo de Quiñones, hasta desaparecer confundida entre la gente.
Herminio guardó su cámara y pensativo decidió volver a casa, con la clara sensación de haber realizado la foto más especial de su vida.