En crowdfunding, el fotolibro “La volta al mont”
El santuario de la Mare de Déu del Mont está ubicado en lo alto de una cima de 1125 m. de altura, en una sierra, la Serra del Mont. Conocí el verdadero significado que tenía este punto geográfico gracias a los vecinos de un pueblo cercano que frecuento muy a menudo. Ellos me transmitieron de manera muy natural, pero muy intensa también, lo que significaba subir en romería al santuario en una caminata en ascenso que dura entre cuatro y cinco horas, en una combinación de fe religiosa, fervor popular, acto social, reto deportivo y fiesta, mucha fiesta, al acabar los actos religiosos.
Todo lo anterior despertó en mi una gran curiosidad y mi manera de investigar es muy a menudo la fotografía. Me pregunté: ¿romeros o territorio? Respuesta: territorio. Me gusta cuando las cosas son cosas y no objetos vistos en relación al ser humano.
En mi trabajo, las protagonistas son una sierra y una montaña puntiaguda con un santuario en la cima. Ellas aparecen en todas las 60 fotografías del trabajo, ya sea de cerca o de lejos, muy visible o apenas visible, pero siempre dominando los paisajes que las rodean. Mi trabajo pretende mostrar la tierra y los paisajes singulares que rodean el Mont, a menudo desde lugares poco visitados o con puntos de vista no habituales. Las imágenes rehuyen expresamente la presencia humana. Sin esta presencia las cosas son cosas (la madera es madera y el campo es campo...) y no quedan subordinadas al uso que hace de ellas el ser humano. Un poco, lo que conseguía Eugène Atget en sus fotos de París. Querer captar la presencia humana sería un motivo de otro trabajo.
Los trabajos artísticos centrados en una montaña tienen su origen en el trabajo seminal de Katsushika Hokusai, las Treinta y seis vistas del Monte Fuji (1826-1833). Desde entonces, varios autores han versionado, ampliado o profundizado en este tema: desde el muy cercano a su tiempo Utagawa Hiroshige (Treinta y seis vistas del Monte Fuji, 1859) hasta los fotógrafos contemporáneos Fyodor Telkov (36 views, 2016) o Takashi Homma (Thirty-Six Views of Mount Fuji, 2023). También, en el terreno de la pintura Cézanne (sus múltiples Montaña de Sainte-Victoire- también sin humanos) y, posteriormente, los cubistas y los futuristas trabajaron asimismo las múltiples visones, aunque introduciendo la simultaneidad y la superposición.
Por otro lado, este proceso creativo y de investigación he querido vivirlo y realizarlo analógicamente porque me permitía una aproximación más pausada y reflexiva al sujeto. Fotografiar en analógico tiene además un punto de riesgo con el que me encuentro cómodo. Expresamente realizadas en blanco y negro, las imágenes quieren mostrar la esencia de lo que vemos. Para mí, el blanco y negro sería como la piel de las personas y el color los vestidos con los que la cubrimos. Me pregunto si estáis de acuerdo con estas dos afirmaciones que acabo de realizar. Ahí lo dejo...
El aparato analógico que he utilizado es:
Una Nikon F90X
Un genial Nikkor AF 35 mm f/1,8
Un Nikkor AF 50 mm f/1,8
Un zoom Nikkor 70-210 f/4-5,6
Película Rollei Retro 400S
Revelador Rollei Supergrain
Por último, quisiera pediros el apoyo al proyecto que acabo de describir. El crowdfunding acaba el 5 de marzo (!) Podéis encontrarlo en Verkami en la dirección vkm.is/voltalmont. Los textos son trilingües (castellano, catalán e inglés)