Sanfermines con una estenopeica
Todo comenzó como un juego, para divertirme y disfrutar de los Sanfermines de una forma diferente.
Me gustan mucho los encierros y el ambiente que se vive, así que me apetecía fotografiar Sanfermines de otra manera, y la fotografía estenopeica, de la que ya me picaba el gusanillo, me ofrecía la posibilidad de conseguir que la gente no llegara a verse, una imagen casi imposible de imaginar, sabiendo el gentío que se concentra en estas fiestas.
Volver a Sanfermines después de la pandemia
Como digo, con la fotografía estenopeica se consigue borrar a la gente. No del todo, claro. Se intuye. Es el juego de lo borrosa que puede ser una marabunta de gente y el difuminado que se consigue con unos segundos de exposición.
De los siete días que duran las fiestas de San Fermín, yo solo voy uno o dos días, y en esas horas en las que estoy allí es cuando me voy dedicando a hacer fotografías. No lo tomo como un proyecto, porque no empezó así. Es un juego que me permite hacer fotografías diferentes, y cada año voy haciendo nuevas. Algunas me gustaría repetirlas, pero también me gustaría enseñar otras partes de la fiesta de esta forma.
En medio del jaleo con la estenopeica
Es imposible pasar desapercibido, y me ha pasado de todo. Desde que se me acerque una periodista de televisión a preguntarme qué hacía y si la estenopeica era una cámara, justo antes de un encierro, a que me quieran hacer un reportaje sobre cómo es fotografiar con este tipo de cámara. Y yo encantado.
A veces busco los lugares para hacer fotos, ya sea siguiendo algún espectáculo por la calle, como el desfile de gigantes y cabezudos, o estando en sitios emblemáticos, como la plaza del Ayuntamiento con el chupinazo, o durante el recorrido del encierro, que va tan rápido que apenas se pueden sacar tres fotografías.
Pero también voy con la cámara por la calle y paro allá donde creo que puede haber una foto. O dejo a los amigos tomando algo y aprovecho para disparar algo más. Al fin y al cabo, es una aventura, y estoy a lo que surge durante esas horas. Es cuestión de sacar el móvil para calcular la exposición y ya está. A veces un segundo, otras veces un poco más. Para ver si el resultado es el acertado, hay que esperar.
Color… Y blanco y negro
Reconozco que no lo he pensado demasiado, porque no lo he considerado un proyecto. He disparado color y blanco y negro indistintamente. Cuando veo ahora las fotos, pienso ¿cómo las caso? Porque no había intención. Seguramente se me acabó un carrete a color y puse otro que tenía mano, aunque fuera en blanco y negro. O usé cámaras diferentes de un año a otro. Es el fruto de jugar sin pensar en el fin.
Con estenopeica he disparado, a color, Kodak Portra 400, tiene un ruido que es de chiste, no se nota. Es fino y los colores me chiflan. Y en blanco y negro, Ilford HP5+ 400 y FP4 125. De ahí no me muevo, aunque cada vez la película sea más cara.
Todo en formato medio, con una cámara que es una de las mejores cámaras estenopeicas que existe, una Zero Image de madera, hecha a mano, muy bien construida, que llegó a mí hace un tiempo y que permite fotografiar desde 6x4,5 hasta 6x12 para seguir experimentando. De hecho, disparé un rollo a 6x9, pero solo fui avanzando 6x6, con el objetivo de ir enlazando una fotografía con el principio de la siguiente.
Pensar y acertar
En un tiempo en el que todo pasa tan deprisa y que las fotografías se queman rápido debido a la demanda de la inmediatez, que parece que no se pueden subir fotografías si no están hechas al momento, la fotografía estenopeica te hace parar a pensar y ver la foto. Imaginarla. Interpretar si la luz puede quemar, si puede ser interesante. Es la experiencia del disparo y que aciertes.
Antes de empezar a compartir las fotografías de este juego, llevaba tiempo sin sacar la estenopeica, pero ya me está picando el gusanillo otra vez. ¿Y a ti?