Fotografiando una guerra como se hacía antes - David Rico (Ricoimba)
Mi nombre es David, soy de Barcelona, estudié fotoperiodismo y eso ha hecho que siempre tenga que conseguir la imagen, disparando mil fotos si hace falta, y como amante de la fotografía analógica siempre pensaba, cómo lo hacían antes, tan pocos intentos, enfoque manual, la poca latitud de las películas, todo eso sumado muchas veces al hecho de estar en medio de un conflicto. Así que intenté hacer lo que otros hicieron antes de una forma que era la única forma, y me metí en una guerra con una cámara analógica. Una guerra de tomates, pero una guerra, sobre todo para los equipos fotográficos.
Salimos a las 3:30 de la mañana de Barcelona con mi compañero Zowy Voeten, colaborador de Getty Images, y condujimos 4 horas hacia Buñol.
Llegamos tan temprano que la gente aún estaba volviendo a casa de fiesta. A medida que los demás fotógrafos acreditados iban llegando, nos dimos cuenta de que ninguno de los dos iba suficientemente preparado para lo que iba a pasar. Nuestros equipos estaban protegidos por bolsas de basura y cinta adhesiva mientras los demás iban con fundas para fotografiar debajo del agua.
El primer problema que me encontré con el asunto de ser un fotoperiodista analógico es que tienes que definir tu ISO antes de que empiece la acción, y las previsiones meteorológicas apuntaban a día nublado, así que opte por un Portra 400 y forzarlo a 800 de ISO porque el plan era disparar a f/8 y rezar que el enfoque fuese el mejor posible. Pero finalmente fue un día soleado y caluroso y yo con mis 800 de ISO en la cámara.
Antes de que empezase la guerra, bajé un poco a ver el ambiente y hacer un par de fotografías hasta que me di cuenta que estaba fotografiando por ansiedad, por nervios, y que estaba gastando “frames” de ese carrete.
Finalmente, llegó el momento. Llegaron los camiones cargados de tomates, y nosotros estábamos a salvo desde la altura del Ayuntamiento. Saqué la foto de rigor desde arriba, me gusta la mano que se asoma en la parte inferior de la imagen.
Ahora sí que tocaba estar a pie de campo, mancharse, cámara en mano, 28mm, apertura f/16 para poder enfocar aun siendo la persona con menos reflejos del mundo. Recuerdo salir del ayuntamiento y a los 30 segundos, el primer proyectil tomatil darme de pleno y empezar a cundir el pánico. Ya tenía tomate en la cámara, en el objetivo, la gente iba y venía, se tiraban tomates, cubos de agua, un frenesí. Dentro de todo ese caos, había que encuadrar y enfocar, e insisto con enfocar, porque pienso en esos fotoperiodistas clásicos enfocando a f/2.8 en situaciones de mucho más caos y clavando el foco y solo puedo sentir aún mas respeto del que ya tenía.
Yo tuve la ventaja de que mi RICOH KR-10 tiene prioridad de apertura, con lo cual no tenía que preocuparme por exponer manualmente en cada situación, aunque claramente, esta vez el fotómetro me jugó una mala pasada ya que las fotos salieron subexpuestas. Cosas del analógico. Pero me vuelvo a poner en la piel de los fotógrafos de antes que tenían que ajustar manualmente en su cámara la velocidad y la apertura para cada situación de luz que se podían encontrar mientras disparaban su cámara con el fotómetro que tenían ya interno en sus ojos y cabeza.
Más allá de fotografiar La Tomatina de Buñol, también quería experimentar la sensación de ser un fotoperiodista de los de antes, todo en analógico, el proceso y la habilidad que se ha de tener, y las limitaciones que supone. Solo para poner un ejemplo: Disparé 300 fotos con la cámara digital, en cambio, el carrete me voló en minutos y me quedé sin imágenes que hacer. Me había dejado los carretes en el coche, pero siendo honestos, creo que no habría sido capaz de poner un nuevo carrete con todo ese caos y tomate alrededor mío.
Hasta ese día, siempre había asociado la fotografia analógica con algo que se hace despacio, con calma, con tranquilidad, prácticamente como algo zen, pero esto es porque siempre ha sido el descanso de lo digital. Obviamente, uno puede ser rápido y hábil con una cámara analógica, porque si antes se hacía, ahora también se puede.
Y finalmente, decir que el 28mm es increíble y que no lo uso porque la mayoría de fotos salen horizontales y las fotos horizontales no se ven tanto en Instagram, pero que le jodan a Instagram.