Ciudad: Barcelona
Provincia: Barcelona
País: España
Horario: De lunes a viernes de 9 a 21 h.
Lugar: IEFC (C/ Comte d’Urgell, 187 (Recinte Escola Industrial)
Web: IEFC
Instagram: IEFC
Email: info@iefc.cat
Teléfono: 934 9411 127
Cada fotografía de la muestra pertenece al instante de la vida de un fotógrafo como de una ciudad; el instante de una mirada estática dirigida hacia la eternidad de una ciudad dinámica. La intensidad de las imágenes invita a ser contempladas como a dejarse llevar por sus calles; iconografía que sólo puede surgir de un autor que percibe y entiende que el entorno urbano es el documento exterior que más intima con el ser humano.
El IEFC se congratula de exponer la obra de Agustí Fernández Barbero por demostrar en su carrera en el sector fotográfico, como su trayectoria artística, profesionalidad y compromiso.
Puedes descubrir la mirada infinita al caminar por las fotografías de Agustín Fernández, como él ha hecho con su cámara por las calles de Nueva York, dejándose mirar por la propia ciudad en un juego de espejos y de doble mirada.
A través de sus fotografías entramos en una ciudad que al instante reconocemos, tan re-visitada por todos, en películas, anuncios y series, y contantemente re-fotografiada.
Sin pretensiones esteticistas, ni con la voluntad de querer poner orden al caos de la ciudad, con su mirada panorámica vemos una ciudad llena de un ruido visual que nos permite descubrir pequeños detalles escondidos dentro de las propias fotografías, es decir, detalles de la propia ciudad que nos permiten, como espectadores, re-fotografiar y re-encuadrar los detalles que vamos descubriendo.
Joan Tomàs Corominas, Comisario de la exposición New York, la «ciutat»de la mirada infinita (1995-2001).
New York, la «ciutat» de la mirada infinita (1995-2001)
“La ciudad real se ha sustituido por la ciudad soñada». John Dos Passos
Si la primera vez que llegas a New York tienes la suerte de desplazarte por carretera desde el JFK Airport hasta el puente de Queensboro sobre las seis de la tarde, la imagen del Skyline de Manhattan a contraluz, con la puesta de sol, hace que la ciudad te atrape y te convierta en su súbdito sin poder oponer resistencia. Es como un ritual mágico que te activa la mirada; una mirada que no descansa, una mirada de fotógrafo curioso, una mirada infinita, como he titulado mi proyecto. Un relato casi cinematográfico -muchas veces insólito- aparecía constantemente de cada rincón, en cada cruce de calles, en cada dirección a la que me dirigía.
Aprendía a conocer la abstracción del caminar sin una dirección concreta, a navegar con mi mirada, guiado por las luces de neón y por las sombras que forman las alturas gigantes de los edificios, como también por los reflejos infinitos de sus escaparates y el movimiento incansables de sus coches.
Aprendí a conocer infinidad de mensajes visuales en las personas que transitan por las calles, en los carteles publicitarios, en la arquitectura caótica a la vez que bella. Mensajes evidentes al alcance de mi mirada y otros que se registraban ocultos en mi inconsciente y que he descubierto al ver positivados mis negativos 25 años después.
Mis fotografías cierran un relato vivencial de mi paso por esta ciudad increíble en un periodo de mi vida especialmente intenso. Tú miras y la ciudad se deja mirar, pero cuando llevas horas y días mirándola, te das cuenta de que la ciudad también te mira, que controla tus pasos y te invita a mirar su vida en miles de detalles: reflejos, luces, sombras, expresiones humanas; ves en color, pero se convierten en blanco y negro para que puedas tener el placer visual de retener en un negativo aquello que ves con tu mirada infinita.
Agustí Fernández