Jugando a provokar es el primer intento de acercarme a esa estética Provoke que tanto me atrae y de la que tan poco conozco. Es curioso cómo me gustan algunos estilos de fotografía que nunca llego a hacer… ¿también os pasa?

Debate aparte, me animé a imitar esta estética are-bure-boke  y de paso investigué de dónde viene esto de Provoke.

Pese a creer que esta palabra hacía referencia a una estética fotográfica, Provoke fue una revista surgida en Japón en los años de la postguerra, fundada por Takuma Nakahira y Kōji Taki junto a Takahiko Okada y Yutaka Takanashi (Daidō Moriyama a partir de la segunda revista). Se publicaron sólo tres números entre 1968-1970 con un claro y característico estilo conocido como are-bure-boke (grano, barrido, desenfoque).

De esta manera, la fotografía que empezaba a emerger en los años 60 sufrió un cambio técnico y estético y se empezó a entender como un lenguaje alternativo, más expresivo y simbólico y menos documental, excluyendo toda norma establecida hasta el momento. Este grupo de fotógrafos bebía de la influencia de otra formación: VIVO (1959-1961) compuesta por Ikkō Narahara, Shōmei Tōmatsu, Eikoh Hosoe, Akira Satō y Kikuji Kawada, una agencia inspirada en la americana Magnum Photos con el objetivo  de crear una fotografía más crítica y subjetiva.

En esta época se crearon libros que serían fundamentales en la historia de la fotografía: For a Language to Come (Takuma Nakahira), Bye Bye Photography (Daido Moriyama) y Toshi-e – Towards the City (Yutaka Takanashi).

Y ahora que ya estamos un poco situades, al lío:

Como ya he comentado, esta estética que tanto se aleja de mi estilo fotográfico me ha fascinado cada vez que por casualidad me he topado con alguna foto de la época. La idea de este reto, además, me vino a partir de ver algunas fotografías tomadas con una Canon AV1 (semiautomática) que compré con un objetivo Canon zoom Lens FD 35-105mm 1:3.5-4.5, el cual me daba viñeteados algo indeseados que me recordaban a este estilo japonés.

Decidí entonces lanzarme a la experimentación disparando en su apertura máxima, f3.5 y forzando 2 pasos un Rollei RPX25 caducado desde agosto de 2018.

El resultado fue…inesperado y para nada satisfactorio, pues fracasé al intentar imitar la estética japonesa. Aún así aproveché esas fotografías para escribir otra entrada al blog que podéis ver en Forzando un Rollei RPX25.

No contenta, pues, con la primera prueba, realicé un segundo intento con un Kentmere 100 forzado 2 pasos y volví a usar la Canon AV1 a diferentes aperturas para controlar la velocidad. El revelado lo hice con Rodinal 1+50  a 20ºC sumándole el 20% del tiempo normal por cada paso forzado. En total me salieron 21 minutos, agitando a tiempos normales (el primer minuto seguido y después, 3’’ cada 30’’) de manera muy brusca. Escaneé con un Epson V600 y positivé con Negative LabPro.

En esta ocasión me forcé a dejarme llevar y a buscar movimiento y desenfoque… no sabéis lo que cuesta encontrar la perfecta imperfección!!

Los resultados...

Y como no hay dos sin tres, para el último (de momento) intento usé un Rollei RPX100 forzado a 400, caducado desde abril de 2021 y de nuevo usando la Canon AV1 con diafragmas varios aunque mayoritariamente a f22, su mínima apertura y con velocidades automáticas.

Revelado con Rodinal 1+25 durante 8,5 minutos de igual manera que el anterior y escaneado con Epson V600 y digitalizado con Negative LabPro.

Veamos

De los tres intentos realizados el que más se acerca a mis expectativas sería el último, no tanto por el carrete usado sino por la manera de mirar y de enfrentarme a la escena fotográfica.

A parte de comentar de la parte técnica, también hago una reflexión confesando que mientras escaneaba este último carrete y veía cómo algún resultado me estaba gustando, sentí una especie de apropiación cultural que no me correspondía debido a que este tipo de fotografía surgió en un momento de tensión social y política, en un momento de postguerra donde se quiso romper con una estética y una manera de hacer, heredada de la nación americana para darle otro sentido y protagonismo a la fotografía, como un acto político. Yo, sin embargo, he conseguido tener unas fotos con ciertas características estéticas pero que nada tienen de rompedoras. Entonces, me pregunto, ¿dónde queda la intencionalidad en la fotografía?

Y tú, ¿qué opinas? ¿te han gustado los resultados? ¿te animas a probar cosas nuevas?

Gloria Planells

Una aficionada curiosa que sabe poco de muchas cosas.

Gestionando la producción de Disparafilm.

https://www.instagram.com/glowing.art/
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