Ciudad: Palencia
Provincia: Palencia
País: España
Horario: Exposición exterior
Lugar: Jardinillos
Web: Festival Internacional de Fotografía de Castilla y León
Instagram: Festival Internacional de Fotografía de Castilla y León
Email: info@fifcyl.com
Teléfono: 983 376 405
Desde que en 1984, el fotógrafo escocés, Chris Dorley-Brown (1958), se instaló en el East End de Londres, no ha dejado de fotografiar el barrio. Tanto en las calles medio vacías, como en sus pálidas fachadas, como en el tránsito de sus variopintos habitantes, el autor ha ido encontrando sutiles significados que en un principio podrían parecer sencillos y mundanos y sin embargo, ofrecen múltiples complejidades y matices a la experiencia de la mirada.
Así, la serie Autoportraits surgió una mañana cálida de mayo, de 1987, cuando Dorley-Brown abandonó a pie su estudio en Mare Street con el fin de dirigirse a la City. Aquel día, las calles estaban atestadas de coches atrapados en un monumental atasco. Desde entonces, y a lo largo de dos veranos, los embotellamientos se convirtieron en una fuente de inspiración para el artista. Disparó cerca de ocho carretes de doce con dos cámaras: una Rolleiflex y una Mamiya. Colocadas a la altura de la cintura, permitían al autor acercarse lo suficiente sin que sus sujetos se percataran de que estaban siendo fotografiados. Fascinado por la variedad de rostros, por sus gestos y actitudes, por sus adornos, y peinados, el fotógrafo dio forma a una serie que más tarde se convertiría en una publicación, Drivers in the 1980´s (Hoxton Mini Press Book).
Algunos de ustedes recordaran lo que suponía un atasco en los ochenta: sin aire acondicionado y sin móviles, con la radio puesta o los reproductores de cintas de cassettes. Las ventanillas abiertas, el pitillo para pasar el rato, las manos impacientes sujetando el volante, ansiosas por arrancar. Sin embargo, en su mayoría los protagonistas de estas imágenes parecen resignados. Algunos miran el reloj. Otros aprovechan para echar una cabezada. Eran los tiempos de Margaret Thatcher, mucho antes de la gentrificación del East End. Asi, cada imagen encierra una historia diferente. Breves instantes que unidos por un mismo acontecimiento parecen alargarse en el tiempo. De igual forma, las ventanillas funcionan como un marco adicional en esta serie de retratos tan desenfadados como neutros, donde se advierten los primeros pasos (era la primera vez que el autor hacia uso de la fotografía a color) hacia ese dominio cromático que caracterizará a Dorley-Brown a la hora de revelar la magia y el misterio de la realidad mundana.
“Lo importante para mí era esa sensación de cautiverio y de futilidad, de estar atrapado en una caja de metal y cristal”, asegura el artista. “Se supone que los coches proporcionan libertad de movimiento, pero en este caso se convirtieron en un tipo de prisión”.