Del mismo modo que un cuerpo de baile funciona como uno solo, las figuras que protagonizan las imágenes de Daniel Garbade están sincronizadas. A través de movimientos y posturas repetidas y de composiciones complejas, el autor acentúa la personalidad de cada modelo al tiempo que genera una obra cercana a la abstracción, que hacer dudar al espectador sobre qué es realmente lo que ve. Los actores de las fotografías son hombres y adolescentes que se mueven en escenarios diferentes, pero la sensación de nostalgia es común en todos ellos