FOTO y GRAFÍA 2/4
FOTOSÍA. Parte 2
Hace tiempo participé en un visionado de porfolios. Era mi primera vez y presenté una secuencia que para mi eran fotosías que se complementaban las unas a las otras. Decidí, dada la situación de ser una presentación, acompañar la secuencia con un texto, un texto tan profundo como el vacío que sentía en aquel momento.
La valoración que me dieron fue, por una parte, que si era fotógrafa no me centrase en escribir (digo yo que por aquello de las expectativas que crea un texto previo al visionado de la fotografía) y por otro lado, que jamás respondiera con un simple “porque me gusta” a preguntas como: ¿por qué has intercalado fotografías en rojo si la secuencia es en blanco y negro?
Lo que no acabé de explicar fue que lo que me gustaba era la sensación que me transmitía aquella secuencia, donde la superficialidad de aquellos tonos daban color a mi profundidad.
Aquel rojo pertenecía a unas fotos que también hablaban de mí.
Aquella secuencia, tal cual estaba hecha, era la partitura de una melodía que resonaba en mi interior una y otra vez.
Como una radiografía que justifica tu dolor aunque no la sepas explicar.
Tanto el texto como las imágenes fueron pensadas racionalmente, claro, porque una no puede pretender que el resto entienda lo que lleva dentro si no lo explica de alguna manera.
Pero, ¿cómo evitar la contaminación que la palabra produce?
¿Cómo puedo explicarme sin palabras cuando la imagen resulta tan subjetiva?
